"Ya no podré trabajar": pierde ambas manos tras ser obligada a manipular máquina textil en taller clandestino
Los Olivos. La víctima afirma que solo llevaba un mes en trabajo informal y que los encargados del negocio "le puso precio" a sus extremidades para no continuar con la denuncia.
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"Mi vida cambió completamente, ya no podré trabajar", manifestó Johana Bastidas Terán, de 42 años, quien perdió drásticamente ambas manos luego de ser obligada a controlar una máquina de hacer zapatos en el interior de un taller clandestino ubicado en Los Olivos y cuyos encargados habrían querido manipularla para no continuar con la denuncia.
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Según mencionó la víctima, ella sufrió el accidente luego de que intentara sacar unas plantillas tras notar unas imperfecciones; sin embargo, terminó siendo atrapada por la maquinaria. Además, precisó que nunca recibió capacitación alguna para poder operarla de manera adecuada.
"No se qué pasó, la máquina se (trabó). Yo metí mis manos para sacar una plantilla, la máquina se me activó y cuando me di cuenta ya la máquina me las tenía presionada y me las trituró completamente. Mis compañeros se pusieron muy nerviosos", comentó la madre de familia a Buenos días Perú.
"Ningún tipo de capacitación me dieron. Incluso, el día que yo entré a trabajar, la máquina ya estaba contaminada y el señor quiso hacerle limpieza a la máquina y me mandó a desarmar la máquina; sacarle los pernos, sacarle pieza por pieza que son grandes y pesadas, a ponerlas al piso, (para) lavarlas con thinner y gasolina", agregó la afectada.
Asimismo, contó que trabajaba casi 12 horas diarias sin ningún tipo de contrato y solo recibía 240 soles semanales. No obstante, aclaró que ella aceptó el trabajo por necesidad, ya que al ser extranjera, tenía pocas ofertas laborales en el país. "La señora me pagaba por YAPE, no me daba ningún tipo de recibo (por honorario)", narró.
Tras el tráfico hecho, la mujer fue llevada a una clínica en Surco, donde los médicos no pudieron hacer nada por salvarle las manos, pese a pasar por cinco intervenciones. Ante ello, exigió a los dueños de la empresa ‘Kaprichos en diseño textil S.A.C’ (entre ellas Pierina Selene Beltrán) una reparación civil; sin embargo, la respuesta de la abogada del negocio, Martha Leo, la dejó sorprendida.
"'¿Usted sabe cuánto cuesta un muerto, señora, en la Fiscalía? Un muerto, S/5.000. Una mano, ¿Cuánto cree que cuesta? 2 mil o 3 mil soles, por eso le digo. Es mejor que él le pague la indemnización. Acá en el Perú es así'", le habría dicho la letrada, según contó Bastidas a Juliana Oxenford.
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"Para mí, mis manos no tienen precio, yo con mis manos trabajaba, yo soy la que mantengo a mis hijas en Venezuela. Tengo dos hijas, cuatro nietos. Yo era su sustento, ahora no puedo seguir trabajando", sentenció.
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