Ramón Rodríguez recuerda cuando fue discriminado de joven: “Una vez me dijeron ‘hijo de carpintero’ y lloré”
Entrevista. Ramón Rodríguez afirma que fue un entrenador quien lo discriminó en sus inicios.
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Se va despidiendo. Ramón Rodríguez, ex delantero de Cienciano, Garcilaso, Melgar, entre otros clubes, aseguró que ya tomó la decisión de colgar los chimpunes a los 42 años y dedicarse de lleno a reactivar sus negocios, luego del levantamiento de la cuarentena.
El Ratón, desde el Cusco, repasa su trayectoria de más de 25 años y asegura que nunca bebió una gota de alcohol, que lloró al sentirse discriminado y que le ilusiona que su hijo siga sus pasos.
—¿Extrañas jugar?
—No mucho, porque he jugado hasta los 41 años, más de 25 años de carrera y me siento tranquilo, feliz y orgulloso.
—¿Ya te has retirado?
—Todavía. El año pasado tuve la oportunidad de jugar en segunda, pero querían que lo hiciera fuera de Cusco y la verdad que no está en mis planes salir de aquí.
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—¿Hasta cuándo piensas jugar?
—Este año tenía la ilusión de jugar, pero no se dio. Si ahora no consigo equipo, los primeros meses del próximo año hago mi despedida. Ya tengo algo avanzado con la gente de Cienciano.
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—¿Cómo será tu despedida?
—Todavía no lo pienso, pero espero que sea con mis compañeros de Cienciano campeones de la Copa Sudamericana, amigos con los que he jugado en otros equipos y algunos jugadores conocidos a nivel nacional e internacional.
—¿Ramón Rodríguez merece una despedida a lo grande?
—Por supuesto, soy uno de los pocos cusqueños que ha ganado un título internacional con Cienciano y soy el máximo goleador cusqueño en el fútbol profesional. Creo que me he ganado el cariño y el respeto de la gente cusqueña.
—¿Cuánto has tenido que sacrificar para llegar hasta ahí?
—Muchas cosas. Tienes que ser disciplinado, esforzarte en los entrenamientos y ser profesional. No salgo de noche, no bebo alcohol y soy fuerte mentalmente.
—¿Alguna vez te han subestimado?
—Sí. Hace poco un preparador físico me dijo que en vez de hacer 10 repeticiones haga 7 y yo le dije que no, que haría las 10. A pesar de jugar hasta los 41 años siempre he tenido buen físico.
—¿Te has sentido discriminado?
—A los 20 años, en un partido de práctica me llevé a los defensas y marqué un buen gol. El técnico paró el partido y les dijo cómo era posible que un hijo de carpintero se los llevara y anotara.
—¿Le dijiste algo?
—No. Por mi edad me quedé callado, pero sentí tanta impotencia que derramé algunas lágrimas. Mis padres son madereros. No me gustó la actitud lamentable de ese entrenador.
—¿Recuerdas cómo se llama?
—Sí, pero no vale la pena mencionarlo porque ya no dirige. Me lo he cruzado varias veces y lo he saludado, pero siempre recuerdo su menosprecio.
Ternero
—¿Qué jugador tenía todo para llegar lejos y no lo hizo?
—Jean Garrafa. Jugaba una barbaridad. Cuando el profe Freddy Ternero llegó a Cienciano quedó encantado con su juego, tanto que después de cada partido le daba su propina, pero el tema mental lo hundió.
—¿En qué sentido?
—Carlos Daniel Jurado se lo llevó a Melgar, pero cuando salió y el nuevo técnico no lo hacía jugar se vino al Cusco y dejó el fútbol. Luego de dos años apareció con Deportivo Garcilaso en la Copa Perú.
—¿Qué es lo que más recuerdas de Freddy Ternero?
—Sus charlas. Nos hacía creer que podíamos jugar de igual a igual contra cualquier equipo. Nos potenciaba en lo mental, nos sentíamos los mejores del mundo.
—¿Tu hijo también juega?
—Sí. Paulo tiene 17 años, juega de delantero y lo hace muy bien. En el 2018 y 2019 estuvo en Alianza y en la reserva de Cienciano, hace una semana fue promovido al primer equipo. Ojalá pueda hacer su debut en la profesional.
—¿Qué hacías antes de la llegada de la pandemia?
—Administraba mi complejo deportivo, mi escuela de fútbol y soy entrenador categoría A. No podemos hacer nada porque todo está cerrado. Estamos esperando reabrir con todos los protocolos de bioseguridad y sanidad y brindar servicios de entrenamiento funcional, porque ya están permitidos los trotes, alquiler de la cancha y último abrir la escuela.
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—¿Tienes otro proyecto en mente?
—Sí, espero hacer unas plantaciones de fruta en la selva. Hay que aprovechar las oportunidades.