Chorrillos: Segundos de terror vivieron clientes y trabajadores de una bodega

Hilmer Gasco 

Los trabajadores y clientes de una distribuidora de abarrotes en Chorrillos vivieron segundos de terror ante la violenta incursión de tres delincuentes. La distribuidora Julián ubicada en la av. Principal, a solo una cuadra de la comisaría de San Genaro, fue el blanco que escogieron los malhechores para consumar su fechoría.

Las cámaras de seguridad, instaladas dentro y fuera del negocio, registraron los momentos previos y el violento asalto perpetrado por delincuentes venezolanos. En las imágenes se observa a los tres extranjeros merodeando en actitud sospechosa por el local, esperando el momento propicio para dar el golpe.

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FALSOS CLIENTES

 Dos minutos antes de las 10 de la noche ingresan violentamente aprovechando que los encargados abrieron la puerta para la salida de unos de sus clientes.

 “Quisieron entrar con el pretexto de comprar, pero cuando les dijimos que estaba cerrado esperaron la salida de uno de nuestros clientes para ingresar”, refirió una de las administradoras que prefirió no brindar su identidad por temor a represalias. En uno de los videos se observa cómo uno de los clientes cae al piso tras forcejear con los ladrones. Ya dentro del negocio el pánico y desesperación se apoderaron de los clientes.

  

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Los ladrones los golpearon y arrojaron al suelo para apoderarse de sus teléfonos celulares, billeteras y otros objetos de valor.

 En medio del atraco, uno de los malhechores con gran agilidad salta por encima del mostrador con la intención de tomar el dinero de la caja.   

ESCAPAN DISPARANDO

La encargada del negocio se percató de la presencia de los malhechores, tomó el dinero de la caja y corrió a activar la alarma. Varios mototaxistas que estaban en el exterior de la distribuidora intentaron frustrar el robo. 

Incluso un transportista trató de encerrar a los ladrones dentro del negocio, pero uno de ellos le dispara y escapa corriendo con sus cómplices por la calle 14 donde los esperaba un auto. Los comerciantes de la zona no ocultaron su malestar por el incremento de la delincuencia aprovechando el escaso patrullaje de la policía y el serenazgo.