Puno: Justicia falla a favor de familiares de muertos en academia

Después de 14 años de la tragedia en la academia Nueva G, la Justicia encontró culpables a los dueños de la institución por la muerte de 12 alunmos y a manera de indemnización deberán pagar 100 mi soles de reparación civil a los familiares de las víctimas.

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El 19 de abril de 2002 el local donde funcionaba ese centro de estudios se cayó y acabó con la vida de 12 estudiantes, que temprano habían salido de sus casas sin presagiar que sería el último de sus vidas sino que se seguirían preparando para ingresar a la universidad.  

"Mi hija no volverá", dice resignada María Tito Charaja, cansada de esperar justicia e indiferente a la sentencia, tras escuchar esta ayer en el Palacio de Justicia.

"Por más dinero que nos den nada devolverá a mi Milagros", agrega llena de pena y angustia. Y es que solo quiere justicia y nada más. El dinero poco le importa. Nada en sí. 

Ha llorado todo lo que ha podido y más, no encuentra consuelo y extraña a su Milagros todos los días, al igual que los otros deudos con sus respectivos familiares. 

Walter Quiñónez Corimaya, José Luis Chumberiza Manso, Francisco Augusto Mariscal Flores, Miguel Quispe Achata, Pedro Miguel Vásquez Mendoza y Abimael Luna Laura son los Los dueños de la academia Nueva G que deben cumplir con entregar esa cantidad a quienes, por negligencia de ellos, perdieron a sus hijos, hermanos, nietos, cuando el local donde estudiaban para apostar por una carrera y hacerse de un futuro se vino abajo con todos ellos y muchos más, que se salvaron de milagro.

También han sido encontrados culpables, Mario Gallegos Montesinos, ex director de de la Región de Educación de Puno, y Juan Mamani Salas, dueño del local donde funcionaba el centro de estudios.

Según el fallo, el local del jirón Santiago Giraldo 252 que se desplomó estaba mal construido. Se había construido un segundo piso sin las más mínimas condiciones de seguridad y la tragedía acabó con las ilusiones de 12 chicos y las esperanzas de sus familias.

"La justicia que tarda no es justicia", insiste María Tito Charaja tras haber esperado más de una década que se castigue a los culpables. Espera que eso suceda en el juicio penal.