En Perú también sufrimos tragedia en discoteca Utopía
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Lo sintieron en carne propia. Y ayer volvieron los viejos y dolorosos recuerdos. Porque la tragedia en Brasil reavivó las heridas en los corazones de los familiares de los 29 jóvenes que, hace más de diez años perdieron la vida durante el incendio en la discoteca Utopía.
Sin embargo, ese mismo dolor los unió para llenarlos de fortaleza y así continuar su indesmayable lucha en busca de justicia.
BAILE Y PESADILLA
La madrugada del 20 de julio del 2002, se esfumaron los sueños e ilusiones de 29 jóvenes que se divertían en uno de los centros de diversión más exclusivos de Lima, en el Jockey Plaza.
Casi mil 500 personas disfrutaban del espectáculo con luces, fuego y animales preparado por el barman Roberto Ferreyros.
De pronto, el fuego alcanzó el techo del local y desencadenó la tragedia.
El local sin extintores, la salida de emergencia bloqueada con mesas y el techo inflamable provocaron la emanación del humo tóxico, por lo que el local terminó convertido en una trampa mortal.
La mayoría de las víctimas fallecieron asfixiadas y otras aplastadas por quienes pugnaban por salir.
MAL EJEMPLO
Para los deudos de los fallecidos, la tragedia de Utopía “es un mal ejemplo para el mundo, todos los responsables no han sido procesados”, dijeron.
Para don Roberto Valverde Piedra, el mejor homenaje a su hija Milagros, una de las víctimas de Utopía, es continuar su lucha.
“Desde hace diez años y medio luchamos para que Alan Azizollahoff y Edgar Paz Ravines sean procesados. Esperamos que la Corte Suprema nos dé la razón y si ello no ocurre, iremos a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. No cesaremos en esta lucha”, refiere.
Valverde se indigna cuando recuerda que una acción de amparo contra un recurso presentado por Alberto Químper, para que Azizollahoff no sea incluido en el proceso, estuvo encajonado 1.500 días en el despacho de la jueza Carmen Martínez Maraví, presidenta de la Segunda Sala Civil Constitucional de la Corte de Justicia de Lima, quien finalmente se inhibió de pronunciarse.
“Ojalá los deudos de las víctimas en Brasil no tengan tantas trabas en la justicia”, finalizó Valverde.
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