“Parecía que era el Titanic”
El recuerdo del Titanic volvió a la mente de los 4,229 ocupantes del Costa Concordia, el mayor crucero italiano, que el sábado naufragó en el mar Tirreno, frente a la isla de Giglio (centro de Italia), dejando tres muertos, 40 heridos, dos de ellas en estado grave, una con traumatismo craneal y otra en la espina dorsal, y no menos de 40 desaparecidos.
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El recuerdo del Titanic volvió a la mente de los 4,229 ocupantes del Costa Concordia, el mayor crucero italiano, que el sábado naufragó en el mar Tirreno, frente a la isla de Giglio (centro de Italia), dejando tres muertos, 40 heridos, dos de ellas en estado grave, una con traumatismo craneal y otra en la espina dorsal, y no menos de 40 desaparecidos.
Un peruano falleció ahogado -su cuerpo, y el de dos franceses, se encuentran en la morgue de la localidad Orbetello, cercana a Puerto Santo Stefano- y otra connacional está de-saparecida. En la embarcación, de 114.500 toneladas y casi 300 metros de eslora, viajaban 35 compatriotas, todos miembros de la tripulación.
El naufragio se produjo cuando el barco se dirigía desde el puerto de Civitavecchia, a 70 km al norte de Roma, hacia Savona y chocó contra un banco de arena. Hasta el momento se desconocen las causas del suceso, aunque se baraja la posibilidad de que el capitán siguiera una ruta equivocada, ya que el buque no debería encontrarse en el punto donde recibió el impacto contra las rocas a ambos lados del barco, que quedó escorado a 80 grados y encallado en un banco de arena de 30 metros de profundidad.“Parecía el Titanic”“Ha sido una pesadilla, parecía el Titanic, pensábamos morir”, afirmó una de los pasajeros, que precisó que cuando ocurrió el accidente estaban cenando y se produjo el golpe, que propició la caída de botellas y vasos de las mesas, tras lo cual se fue la luz y se oyeron las sirenas de emergencia. La capitanía les aseguró que solo se traba de una avería eléctrica. “La gente gritaba y los niños lloraban, en medio de la total oscuridad”, agregó, a la vez que aseguraron que inmediatamente se dieron cuenta de que la cosa era más grave porque el barco comenzó a escorarse y vieron a muchas personas arrojarse a las frías aguas del Tirreno.
El peruano José Miguel Herrera Seminario, quien trabajaba en el crucero, expresó su sorpresa por la actitud que tuvo el capitán de la embarcación al ser junto a sus oficiales, los primeros en evacuar.
“Al momento de la evacuación también es sorprendente que el capitán y la mayoría de oficiales hayan llegado antes que la tripulación y los pasajeros a la isla. Supuestamente, el capitán se hunde con el barco, pero esto es algo que no se ha dado”, refirió.
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