Milena Zárate: "No le creo a Greysi Ortega"
Después de dos años de infierno, Milena Zárate resucitó cual ave Fénix. La mirada de paz que ahora proyecta en la pista de los "Reyes del show" a más de un televidente le llamó gratamente la atención.
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Por: Mirian PachasFotos Jenny ValdiviaDespués de dos años de infierno, Milena Zárate resucitó cual ave Fénix. La mirada de paz que ahora proyecta en la pista de los "Reyes del show" a más de un televidente le llamó gratamente la atención.Su hermana Greysi Ortega, verduga de su historia, reapareció para pedirle disculpas en el reality de baile, pero ella no las aceptó.
VEA MÁS: Edwin Sierra no opina sobre "amiste" de Milena Zárate y Greysi Ortega—Tu hermana Greysi te pidió disculpas...— Ahí sí no sé qué decirte. Te soy honesta, no le creo. Y no solo yo. ¿Tú la viste, le creíste? (Respondo) No le creí.—¿Qué piensas entonces?Una cosa es disculpar y otra es juntarnos. La única persona que se hacía daño era yo. La vida es como la Sunat. Tú no puedes evadir impuestos, porque en algún momento te van a cobrar, cuando eso pase también te van a embargar y te cobrarán intereses. En la vida pasa exactamente igual, tú no puedes evadir las cosas, debes pagarlas o asumir tus acciones.—¿No la sentiste sincera?— Una persona arrepentida lo hace de corazón, no te puedo decir: “Discúlpame por algunos calificativos que te dije”. Esos calificativos a mí no me hirieron, a mí no me dolió que me dijera puta, sino la traición, el daño que me causó. A ella yo no la conocí ayer, sino hace 20 años, la acogí como hija, le di estudios y sobre todas las cosas materiales, le di amor. No lo hizo mi papá, ni mi mamá por circunstancias de la vida. Lo que hizo no lo hace una persona normal sino una enferma. Si ella cambió por su hijo como dice, entonces debe asumir sus errores.—¿Quieres que acepte su traición?— No con esas palabras. Debe asumir que me hizo daño a mí y a mi familia. Una familia no le va a dar la espalda a su hija menor por locos. Mi hermana no puede verla ni en pintura, mi hermano Jonathan, me dijo: “Mona, yo la apoyo en lo que decida, pero no se deje utilizar, por favor”.—¿Y tu mamá?— Mi mamá se puso histérica, me dijo que no se me vaya a ocurrir acercarme a gente que me haga daño, no me mencionó específicamente a ella, pero es obvio. Mi papá me llamó y me pidió disculpas porque la conocen. —¿Qué sientes ahora por tu hermana?— Me hizo un favor al meterse con Edwin, de lo que yo me lamentaba y lloraba hace dos años, ahora se lo agradezco. —Quiere que seas la madrina de su hijo...—Una burla. Yo no lloré por verla, sino porque me sentí vulnerable, humillada. Sentí que una vez más se estaba aprovechando de mí. Fue como volver al pasado, cuando yo me iba para Colombia destrozada y ella me aconsejaba para salvar mi relación, al mismo tiempo me acuchillaba. Yo la voy a perdonar cuando vea un arrepentimiento real.—¿Crees que busca impiar su imagen?— Claro, busca la aceptación de las personas. Las mujeres somos muy intuitivas, por ende debería ser honesta con ella misma. Debería arrepentirse de corazón y pedir perdón a Dios. Eso se siente, y no porque llores.TODO POR KRISTELL—¿Has dejado de odiar?— Cuando ellos (Edwin y Greysi) me decían algo, los revolcaba. A la larga, me di cuenta, a través del tiempo, que la única persona que salía lastimada era yo y, por ende, mi hija.—¿Recurriste a un terapista?— Al inicio sí, pero no me ayudó mucho. La clave para salir de un problema, no es que te lo diga otra persona. Mi mamá lloraba y me decía mil cosas. Es como una persona drogadicta, te pueden ayudar mil especialistas, pero si no quieres, cómo hacen para salir del hoyo.—¿Qué te hizo cambiar?— Un día, yo estaba viendo un programa, salió algo de ellos y me puse a llorar, soy muy sentimental. Entonces vino Kristell (de un año y medio). Se paró en el mueble, me abrazó y me limpió la lágrima. No te lele, mamá (No te duele mamá). La abracé y lloré dos horas. Me fui al baño y me miré al espejo y dije no más, basta. Eso tiene que acabar y va a acabar el día de hoy. —¿Los perdonaste?— No. Saqué ese resentimiento de mí, saqué a esa mujer. Hasta mi rostro había cambiado. Yo era otra mujer y decidí dejarla. Fue encontes que ya no aceptaba realizar más activaciones en televisión, porque eso se vuelve una cadena. Me dediqué a trabajar, me fui varios meses para Colombia, puse mi negocio de bijutería y me metí de lleno a ese negocio. Después de tres meses regreso a Lima y me llaman de El gran show.—¿Y aceptaste?— No lo pensé dos veces, dije sí, porque era mi oportunidad para hacer algo artístico, algo que quería hacer.—¿Eres consciente de que al principio causabas rechazo entre el público?— De hecho, si para mí era saturado, me imagino para ellos. Pero soy una persona que trató de poner en una balanza las cosas buenas y positivas, pero trato que pesen más las positivas. Muchas personas me rechazaban quizás porque me gané resentimiento por mi mismo comportamiento, pero también era una oportunidad para mostrarme como soy. Ahora ya me conocen.
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