Cienciano: Sergio Ibarra quiere recuperar la alegría
Sergio Ibarra cerró un año difícil, pues le tocó vivir sobre un carrusel de emociones.
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Sergio Ibarra cerró un año difícil, pues le tocó vivir sobre un carrusel de emociones.
El descenso de Cienciano, entre otras cosas, le causó decepción y depresión, pero está dejando todo atrás, porque ahora su hijo Facundo, que intenta seguirle los pasos, es su aliciente.
El Checho abre su corazón futbolero a este 2016 que espera le traiga muchas satisfacciones y cero dolores. ¡Salud, Checho! Gracias por recibir a el Popular en el calor de tu hogar y ¡feliz Año Nuevo!
TIEMPOS DIFÍCILES
—Tuviste algunos meses de descanso, por no decir que estuviste incomunicado...
−Sí, es que estos meses que estuve en el Cusco (tras desligarse como asistente técnico) fueron muy complicados, algo parecido a lo que me tocó vivir en el 2010 cuando me hice cargo del equipo y fui técnico-jugador por siete meses.
—¿Llegaste solo al Cusco?
−Sí, mi familia se quedó en Lima y creo que eso fue lo que más me chocó.
—¿Alguna vez te habías separado de tu familia por tanto tiempo?
−Nunca, yo soy de las personas que a donde iba a jugar me mudaba con toda mi familia.
—¿Cómo hiciste sin la patrona en casa?
−Tenía que buscar donde comer. Pasé momentos muy complicados.
—Imagino que cuando llegabas a Lima era un relajo...
−Sí, pero cada vez que venía mi mujer me veía deprimido, mis hijos me decían que no era el mismo, y cuando ya llegué para quedarme no quería ver a nadie. Muchos periodistas me llamaron, pero no tenía ganas de nada. Ahora recién me siento un poco mejor, estoy saliendo de mi depresión.
—Imagino que fue peor cuando al estrés laboral se sumó la falta de pagos en Cienciano...
−Sí, al principio todo estaba bien, pero empezaron los problemas de pago, la administración ya no atendía a los jugadores, y se le vino encima el tema de la Agremiación, luego el pago a los jugadores de este año (respira profundo)... Fue todo muy complicado.
—¿Cómo hacías para calmar a los chicos?
−Es duro. Los jugadores te vienen a contar sus problemas, te vienen a reclamar, otros piden explicaciones y eso a uno quieras o no te afecta.
—Te siento melancólico...
−Lo que pasa es que para mí es duro (con voz entrecortada)... Hasta ahora estoy sufriendo con Cienciano. En este equipo el 2004 gané mi primer campeonato, que es la Recopa Sudamericana, después salimos campeones del Clausura y fue otra vuelta más. Volví el 2010 y peleo un descenso, me tocó vivir que se fueron el técnico y los directivos. Tuve que tomar las riendas del equipo, sufrimos muchísimo, pero lo que pasó este año me partió el alma. Nos quitaron 16 puntos y nos fuimos al descenso. Eso me bajoneó mucho.
EL FUTURO
—¿Estás preparando tu currículum vitae?
−Sí. Ya no voy a trabajar con Jorge Espejo, él se fue a un equipo al que yo no voy por una cuestión de piel. Agarró Real Garcilaso, me llamó para que vaya con él, pero le dije que no. En el único equipo que puedo trabajar en el Cusco es en Cienciano.
—¿Hay alguna llamadita, alguna propuesta?
−Me han ofrecido varias cosas pero aún no me decido...
—¿Cienciano en Segunda?
−No lo sé.
EL NUEVO GOLEADOR
—Facundo es tu único hijo y quiere seguir tus pasos...
−Gracias a su empeño ha crecido mucho este año. Juega en la categoría 2001 de Municipal y verlo disfrutar del fútbol, sentir que lleva el gol en su piel, para mí es satisfactorio y gratificante.
—¿Qué tiene Facundo de ti?
−El empeño, tiene una perseverancia increíble, que a mí nunca me faltó.
—¿También hace goles con la oreja?
−No (ríe), él es más técnico. Uno de sus primeros goles lo hizo desde fuera del área, la clavó en el ángulo. Yo nunca lo hubiera podido hacer (ríe).
—¿Qué le recomiendas?
−Le digo que lo van a comparar conmigo, que le van a exigir más de lo que yo hice, pero que con esfuerzo y trabajo será mejor que yo y muchos.
DE TODO UN POCO
—¿Es peruano?
−Sí, es de Lima. Te cuento, una de mis hijas es argentina, la más grande es piurana, la nieta nació en Huancayo, el Lino (su perro) es de Cusco, el Chueco (su otro perro) es de Lima, el gato plomo que se llama Fiz es de Cusco, la gata negra es de Arequipa y, claro, mi suegra es de Sullana. O sea, todos los animales que tengo de las distintas ciudades del Perú son para armar un zoológico (risas).
—Ese es el Checho que se extraña, incluso en redes...
−Sí, conforme vaya recuperando mi alegría volverán los tuits, aunque ahora con un poco más de mesura porque la patrona ya me gritó, me ha dicho que no puedo estar haciendo bromas porque ahora soy un profe (risas).
—Tu hijo quizá podrá cumplir eso que para muchos es un sueño: vestir la blanquirroja...
−Ah, eso dependerá única y exclusivamente de él.
—A celebrar el nuevo año, Checho...
−Sí, con muchas expectativas, con muchas ganas de que las cosas salgan bien y con la satisfacción de que, pese a todo, siempre voy a estar junto a mi familia. Gracias a el Popular y feliz año a todos sus lectores.
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