Liliana Mayo: “Yo soy una optimista ¡radical!”
En el Perú, gracias a la labor de Liliana Mayo y su equipo, chicos con habilidades diferentes –autismo, síndrome de Down, etc.– son el sostén económico de sus familias. Ella forjó esta revolución en el garaje de la casa de sus padres hace 35 años. Su experiencia ha sido replicada en más de diez países. En 1999, recibió el Premio Reina Sofía de España y aquí el Gobierno le ha otorgado la Orden El Sol del Perú en el Grado de Comendador. El reconocimiento que más valora, sin embargo, es el amor de sus chicos y el de sus madres.
Únete al canal de Whatsapp de El PopularAntonio Orjeda
Fotos: Ximena Barreto
En el Perú, gracias a la labor de Liliana Mayo y su equipo, chicos con habilidades diferentes –autismo, síndrome de Down, etc.– son el sostén económico de sus familias. Ella forjó esta revolución en el garaje de la casa de sus padres hace 35 años. Su experiencia ha sido replicada en más de diez países. En 1999, recibió el Premio Reina Sofía de España y aquí el Gobierno le ha otorgado la Orden El Sol del Perú en el Grado de Comendador. El reconocimiento que más valora, sin embargo, es el amor de sus chicos y el de sus madres.
Conoció a Paty cuando aún estudiaba Psicología. Le dijeron que estaba endemoniada.
La conocí en un centro de educación especial, hace casi 40 años. Entonces se creía que para los chicos con autismo no había cura, que los niños con retraso severo serían una carga de por vida o, incluso, que eran un castigo de Dios. Pero la ciencia ha avanzado, y ahora vemos que a través de un método efectivo estos pequeños salen adelante. Muchos están trabajando, ayudan a sus familias, le pagan el colegio a sus hermanos normales. Hoy son un ejemplo para el mundo.
COSAS DE LA VIDA
—La verdadera tara no estaba en ellos, sino en la sociedad que no los entendía...
—Así es, porque encontré a niños encerrados en jaulas, amarrados u ocultos en un cuarto, al cuidado de una enfermera. Yo no concebía que un ser humano pudiera estar viviendo así, y como dijo Martin Luther King: “cuando ves una realidad, tú ya no puedes permanecer en silencio. Tú tienes que hacer algo”.
—No estaba en sus planes dedicarse a esto. Usted quería ser médico...
—La vida me puso esto. Yo era muy preguntona, y cuando vimos este tema, por indagar sobre si había métodos más efectivos, mi supervisor me castigó y me mandó tres meses a Educación Especial. Yo pensé: “Hago mis tres meses y vuelvo a la clínica”.
—¿En qué ciclo estaba?
—En el último, ya estaba haciendo mi internado. Ahí conocí a Paty, que tenía 5 años; y ahí descubrí que eso era a lo que me quería dedicar.
—¿Qué recuerdas de Paty?
—Me habían dicho que estaba endemoniada, que no sabían qué tenía pero que seguro era algo incurable. Empecé a leer, apliqué lo que los libros decían, y comencé a ver cómo esta niña avanzaba; y a un ritmo muy rápido.
SE PRENDIÓ LA CHISPA—¿Cómo entenderlo? Si había libros, ¡por qué no los aplicaban!
—Había muy poca literatura. Hace 35 años, en casi todo el mundo no se tenía expectativas sobre estos casos. Además, acá estábamos medio atrasados, así que yo andaba buscando lo más actual. Así conocí nuevos procedimientos, comencé a aplicarlos y esta niña comenzó a aprender. Entonces dije: “Si ella ha aprendido, ¡cuántos niños más podrían aprender!… ¿Por qué no creo un centro para estos niños?”.
—¿Dónde? ¿Con qué recursos?
—No los tenía, pero yo tuve padres que me enseñaron a seguir mis sueños. Así que mientras todos me decían que no, mi mamá me planteó atenderlos en la casa. “Mamá, ¿tú sabes lo que es traer a niños que van a gritar, que van a romper?”. “Empieza tu sueño”, me dijo; y se encargó de convencer a mi papá.
—Su vida personal no andaba bien: acababa de ser madre y había decidido separarse. Eso debió complicar su emprendimiento...
—Se me vinieron todos los problemas juntos: mi madre estaba muriendo de cáncer, mi matrimonio no iba bien y, a la vez, tenía un sueño que hacer realidad. Pero yo creo que cuando el destino te marca con tantas cosas, también te da la fuerza para sobrellevarlas. Y salí adelante.
—Nació el Centro Ann Sullivan, su propuesta era una rareza...
—Así es. Nosotros queríamos tratar a estos niños como personas, hacerlos independientes, trabajar con sus familias.
—¿Cómo pasó de ser solo un salón con ocho alumnos en un garaje a este enorme y acogedor edificio?
—Ha sido fruto del apoyo de mucha gente que creyó en la causa. Cuando tú le pones pasión a lo que haces, cuando trabajas en equipo y no paras de pensar en cómo hacer las cosas mejor y de manera diferente, hay gente que lo va a valorar y que se va a unir a la causa.
—O sea, que usted es una optimista…
—¡Radical! Para mí es una bendición trabajar cada día con mis alumnos, porque ellos son mis maestros.
—La primera empresa que le dio empleo a un alumno del Ann Sullivan fue Wong...
—Empezamos ¡con seis alumnos! Desde entonces han pasado 18 años.
LA MEJOR DECISIÓN
—¿Cómo supo que había sido una decisión acertada?
—Cuando colocamos un alumno, le hacemos seguimiento; hablamos con su empleador para saber si realmente está siendo productivo porque nosotros no queremos caridad, sino que los contraten porque son buenos.
—Son chamba, se podría decir...
—¡Son chamba! No están chismoseando, piden más trabajo, son leales a la empresa, ¡son ideales! Y Wong se convirtió en el lugar al que iban de otras empresas también interesadas en contratar a nuestros chicos. Nuestros alumnos son un buen recurso humano.
—Tiene a más de cien ex alumnos trabajando...
—Sí. Están en el Ministerio de Justicia, de Salud, en dos o tres universidades.
—De ellos, más del 50% son el único sustento de sus hogares...
—¡Si vieras cómo están cambiando sus casas! Un alumno le está pagando la quimioterapia a su padre, otros les pagan el colegio a sus hermanos normales. Antes se creía que eran un estorbo, hoy son el sustento de sus casas.
—¿Cómo se siente?
—¡Muy bendecida! Hoy nuestros alumnos son la inspiración de alumnos de otros países. Ahora ¡se los llevan! Viajan con sus papás para enseñar a padres e hijos del primer mundo.
Le alegra mucho que los chicos ahora sean el sostén de sus familias
—En más de diez países se está aplicando el sistema del Centro Ann Sullivan...
—Yo soy una amante de mi país, y el mejor regalo que le puedo hacer, es hacer algo de calidad. Cuando hay calidad, el mundo se entera, y el que ahora venga acá gente de otros países a aprender, nos alienta más. Pero necesitamos el apoyo del empresariado peruano.
—Claro, porque no solo atienden a quienes pueden pagar...
—No. Tenemos una gran cantidad de becados, y nuestra satisfacción es que muchos de esos chicos que estudiaron becados, ahora son el sostén de sus familias. Aquí les hemos dado la oportunidad para que sean miembros productivos de nuestra sociedad, y eso es algo que otros países, pese a tener tanto dinero, no están logrando.
DATOS
Liliana Mayo Ortega/ Cargo: Fundadora y directora general del Centro Ann Sullivan del Perú.
Colegios: América y San Antonio de Mujeres, ambos en el Callao. Estudios : Licenciada en Psicología de la UNMSM con PhD por la Universidad de Kansas, EEUU. Edad: 62 años
CARTAS
ME DIERON FUERZAS
Antes que nada quiero agradecerles por las extraordinarias historias que están publicando semana a semana. Quiero contarles mi historia, desde hace tres años con mi hermana Liseth tengo una tienda de zapatos. Con mucha ilusión y ganas de triunfar alquilamos un pequeño stand en el mercado vecinal de Habich, donde poco a poco fuimos teniendo más clientela. Lastimosamente tuvimos un familiar enfermo de cáncer que tuvimos que ayudar, y se fue todo nuestro dinero para su curación. Ahora está mejor, y confío en Dios y en nosotras para alzar de nuevo el negocio.
NEGOCIO EN MI PAÍS
Querido diario el Popular, acabo de regresar del extranjero después de 15 años y una de las primeras cosas que hice al llegar a mi país fue comprar su periódico y me di con la sorpresa de esta estupenda sección. Quiero felicitarlos por la labor que están realizando, yo actualmente radico en Canadá y planeo volver el próximo año para hacer empresa en mi país con mi tienda de ropa. SEPA MÁSSi desea saber más, visite la página oficial de Mujeres Batalla: http://www.mujeresbatalla.pe/
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