¿Estás en el ránking?

muchacalle.elpopular@gmail.com“Estás en mi ránking”, nos decíamos a modo de saludo. Esa frase encerraba una verdad. Cuando considerábamos a alguien como un amigo cercano, se la decíamos con la naturalidad que marca el aprecio y la estima. “Estás en mi ránking” era una variante de “estás en mi bobo”, pero la segunda tiene que ver más con el sentimiento que con la importancia.

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“Estás en mi ránking”, nos decíamos a modo de saludo. Esa frase encerraba una verdad. Cuando  considerábamos a alguien como un amigo cercano, se la decíamos con la naturalidad que marca el aprecio y la estima. “Estás en mi ránking” era una variante de “estás en mi bobo”, pero la segunda tiene que ver más con el sentimiento que con la importancia.

Quizá la primera frase tiene que ver con esa curiosidad que nos despiertan las clasificaciones de cualquier tipo. Todos queremos saber cuáles son, por ejemplo, las diez mejores canciones, los mejores platos de nuestra gastronomía, los sitios más turísticos del mundo.

Que alguien te diga que estás en su ránking te dice a las claras que eres importante en su vida o que, simplemente, te valora. Pero, como en todo orden de cosas en la vida, también hay ránking de lo malo y de lo negativo. Clasificaciones de lo desastroso.

Por ejemplo, los resultados de la encuesta de la Fundación Thomson Reuters, que pone a Lima en el tercer lugar de las capitales con el sistema de transportes más peligroso para las mujeres. Solo nos superan Bogotá y Ciudad de México, donde el tráfico, además, es tan o más horrible que el de nuestra ciudad.

Este ránking no es para hinchar el pecho de orgullo. Debería hacernos reflexionar como sociedad. Sobre todo, después de tantas denuncias sobre acoso en el Metropolitano. 

Hay tipos que suben a propósito a un bus para ponerse detrás de una dama, aprovechando que los pasillos están llenos de pasajeros. Gente enferma que se satisface en el manoseo al paso.

Algunos más avezados llegaron, incluso, a mostrar sus genitales a muchachas indefensas. Creo que si la actriz Magaly Solier no salía a denunciar públicamente que la habían acosado y a señalar al mañoso, estos tipejos no hubiesen retrocedido.

Pero, el machismo también genera acoso. Desde un piropo subido de tono, hasta creer que las mujeres están desprotegidas en un bus y hay que pasar por detrás de ellas lentamente, así solo hagamos eso. 

Cuando entendamos que el respeto debe primar en nuestros actos, buscaríamos ser diferentes. Tal vez nos ayude a pensar siempre que todos nacimos de una mujer y a nadie le gustaría que a nuestras madres o hermanas sean tocadas en cualquier ruta de bus.

Así lograremos que afuera nos miren distinto, como gente civilizada. Y en cuanto a la frasecita “estás en mi ránking”, no sé si los más jóvenes lo usan, pero si el Colorao o el Ñaño me lo dicen, les preguntaré: “¿En el de lo bueno o lo malo?”.

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