El día que conocí a Edita
Conocí a Edita Guerrero y Corazón Serrano en una noche de rockola, entre cervezas y seco de chabelo. Su suave voz al interpretar esa despechada cumbia Muriendo de amor se ganó mi admiración. “Luna dile a mi amor/ que yo la espero esta noche/dile cómo me siento yo y que estoy muriendo de amor”. Ese tema me marcó el alma un día que mi corazón herido lloraba también de amor.
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Conocí a Edita Guerrero y Corazón Serrano en una noche de rockola, entre cervezas y seco de chabelo. Su suave voz al interpretar esa despechada cumbia Muriendo de amor se ganó mi admiración. “Luna dile a mi amor/ que yo la espero esta noche/dile cómo me siento yo y que estoy muriendo de amor”. Ese tema me marcó el alma un día que mi corazón herido lloraba también de amor.
Todos, por una u otra razón, se sienten identificados con sus canciones. ¿Quién no ha dicho Cuatro mentiras?, ¿O a quién no le han cantado El estúpido? Ese creo que es el éxito del grupo piurano que hoy da la hora en el país y en el extranjero.
En sus fiestas, la gente toma para olvidar y bebe para recordar a un amor ido o uno no correspondido. Hoy, por eso, la muerte de Edita ha enlutado al Perú entero. La piurana de delgada figura, bonita sonrisa y mirada enigmática, gustaba. Tenía su hinchada. Según sus amigos era linda, alegre, juguetona y sencilla. Su velorio es una fiesta en Piura.
La gente baila y corea su emblemático tema Alitas quebradas y la eleva a los altares de las diosas de la cumbia. Y ya quieren también que bauticen con su nombre un parque cerca de su barrio. La adoran, la quieren, la idolatran, como cada fin de semana que gozaron al compás de Díganle.
No es verdad, como dice un promotor de cumbia, que los diarios populares solo se acuerdan de los artistas cuando estos mueren o viven una tragedia. Las puertas siempre están abiertas para los verdaderos artistas. Corazón Serrano está en su mejor momento. Y para llegar a ese lugar trabajaron duro porque al frente han tenido grandes y consagradas orquestas. Pero esa mezcla de cumbia norteña y sanjuanito marcó la diferencia y pegó en el gusto del pueblo. Ese coro de voces tiernas y angelicales, le dio el marco perfecto para que el éxito llegue más rápido.
Ayer, los programas dominicales le dieron más de dos horas a resumir la historia del grupo sensación en la cumbia peruana. A nadie le importó qué dijo “Chemo” Ruiz en el sillón rojo, ni qué minifalda se puso Olenka Zimmermann. Las radios pusieron como nunca los más pegajosos temas de la agrupación. Todos buscaban escuchar la voz de Edita y sus compañeras.
Duele su temprana partida. Treinta años y una promisoria carrera quedan truncas por culpa de un aneurisma. Hoy seguro su nombre se volverá una leyenda. Si la cumbia norteña tiene a su “Faraona”, desde el sábado ya tiene a su Diosa de la cumbia en los altares del Señor. Edita se fue al cielo pero se quedó en el corazón serrano de todo el Perú.
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