Gisela Valcárcel le rompió un cuaderno a Ethel Pozo en su juventud: "Me dijo que quería irse de la casa"

No fueron buenos momentos. Gisela Valcárcel hoy en día tiene una gran relación con su hija Ethel Pozo. Sin embargo, no siempre fue así, y es que en algún momento tuvieron peleas bastante fuertes, que casi las separan.

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Ante Verónica Linares en su programa de YouTube, la 'Señito' dio detalles de la crianza de su primogénita, y contó que fue disciplinada y exigente con ella, llegando a romperle un cuaderno en su momento.

“En mi casa, como creo que muchos se han dado cuenta, no entró una pluma o lentejuela. Yo traspasaba la puerta de mi casa y era Ethel vamos a bañarte, son las 7 de la noche y no te has bañado”, contó Gisela Valcárcel en un inicio.

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“He llegado a romper un cuaderno en julio, no existe más, y lo hizo de nuevo de abril acá. Un día no aguantó más, me dijo 'yo me quiero ir', le dije que cuando tenga 18 años y un día”, reveló, sorprendiendo a Verónica Linares.

A pesar de esto, Gisela Valcárcel no se arrepiente de cómo crió a Ethel Pozo. “Cuando los castigas y rompes los cuadernos, te rompen el alma. Reprender a nuestros hijos duele el alma. Mi visión fue nunca agradarle, nunca quise agradar a Ethel Pozo, yo quería verla como la veo”, manifestó.

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Ethel Pozo y Gisela Valcárcel limaron asperezas

Gisela Valcárcel contó a Verónica Linares que debía tener una coraza para −en medio de esos conflictos en su casa− salir a conducir su programa y transmitir alegría.

“Mientras pasaba eso en mi casa, yo estaba: ‘Sí, por favor, cuéntame señito’. Luego volvía a mi casa a educar a mi hija. Yo no he tenido el apoyo de un hombre, gracias a Dios, porque todo ha sido bien”, reconoció.

A pesar de esto, con los años, Gisela Valcárcel y Ethel Pozo lograron limar asperezas, y hoy en día se llevan mejor que nunca, así lo evidenció al contar que finalmente su hija nunca se mudó.

“A los 18 años y un poquito más, y un día nos sentamos en la terraza. Me dijo: ‘Mama, te amo y me encanta vivir contigo’. Y yo supe que la adolescencia había terminado y que empezábamos otra etapa y que a los 18 años ella podía elegir, si quedarse o irse, pero mientras se quedó en mi casa eran mis reglas”, precisó.