Rebeca Escribens y su historia de superación tras tener a su hijo a los 17 años

La conductora se confesó sobre cómo salió adelante junto a su primogénito cuando no tenía “ni un sol en el bolsillo”.

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Todo quedó al descubierto en las redes sociales de su amiga y compañera de trabajo, Verónica Linares.
Todo quedó al descubierto en las redes sociales de su amiga y compañera de trabajo, Verónica Linares.

Dejó al descubierto todo lo que vivió para llegar a donde está. Rebeca Escribens suele mantener su vida privada al margen de su trabajo, pero esta vez no dudó en dar a conocer algunos detalles poco conocidos de ella, y es que ella es protagonista de una historia de superación.

Todo quedó al descubierto en las redes sociales de su amiga y compañera de trabajo, Verónica Linares. A manera de acercarse más a sus seguidores de Instagram, la periodista compartió un video donde la conductora de ‘América Espectáculos’ estaba maquillándola, y en este se confesó sobre cómo salió adelante junto a su primogénito.

Según relató, ella tenía 17 años y no tenía “ni un sol en el bolsillo” por lo que decidió volverse maquilladora, una profesión que la mantuvo por más de tres años. “Yo cuando salí del colegio tenía 17 años, ya tenía a mi bebé, Diego, y obviamente tenía que empezar a estudiar y trabajar a la vez”, dijo inicialmente.

“Entonces repartí tarjetitas 'se maquilla y se peina a domicilio’ y las repartí en cuatro colegios del Callao y me llamaron como 17 chicas para hacer maquillaje de promoción. Tú no me preguntes cómo pero yo desde las 3 de la tarde hasta las 10 de la noche maquillé a 17 chicas en diferentes puntos de Lima”, contó.

“Había salido del colegio, era el año 1995, justo estaba estudiando diseño de modas, que no terminé porque no tenía para pagar, era muy caro. (…) Me empecé a hacer de clientes porque quedaron tan contentas que incluso sus mamás me empezaron a llamar para compromisos y ellas comenzaron a recomendarme para otras amigas”, agregó.

“Estuve tres años maquillando, me ganaba la vida: Mi pasaje, mi comida, mis talleres de teatro que me metí a escondidas. Es una carrera hermosa, pero sacrificada y dedicada, competitiva como todo, y yo en realidad no quería ser maquilladora. Salí a maquillar porque me gustaba, pero no quería dedicarme a eso”, confesó.

“Lo hacía para poder estudiar mi teatro y ser actriz. Estuve como tres años dedicándome a peinar y maquillar a domicilio, a veces venian a mi casa. Luego ya empecé a cobrar veinte dólares, cuando todo ya era dolarizado”, finalizó.

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