Rubén Marruffo, el arquero de la escritura: “En tus manos me encomiendo”, el libro inspirado en Ubaldo Fillol

El periodista nos comenta acerca de su devoción por el arco y le rinde un homenaje a todos los “héroes discretos” que cumplen con la antítesis del fútbol. Entre sus ídolos están Fillol y Quiroga.

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Periodista habló con El Popular y nos contó detalles al respecto de su libro y su pasión por el arco.
Periodista habló con El Popular y nos contó detalles al respecto de su libro y su pasión por el arco.Fuente: Composición El Popular.

Fin de semana, calor primaveral –que aún no se divorcia del invierno–, llegamos al destino luego de unos vericuetos; nuestro entrevistado, muy amable él, nos recibe en su cálido domicilio sin imaginar que la entrevistada, que solo duaría unos breves minutos, terminaría siendo una charla de un par de horas. Rubén Marruffo, autor del extraordinario libro En tus manos me encomiendo –obra que es una invitación para todo aquel que quiera ponerse los guantes– nos brinda detalles acerca de esta entrega literaria y, como era de esperarse cuando se trata de fútbol, de sus pasiones y héroes en el puesto al que considera una antítesis de este deporte.

—¿Cómo inició la creación de su libro?
En el peor momento de la pandemia. La Subgerencia de Desarrollo y Deporte de la Municipalidad realizó unos webinars; surgió la idea de hacer un conversatorio de literatura y deporte, y ahí nació la idea de hacer el libro. Yo solamente he sido un gordito que como aficionado me paré, no he sido arquero. Me gusta, sí. Se dice que para escribir de arquero hay que serlo, pero así se fastidien mis amigos les digo que la pasión que le ponía para vestirme bien en el arco está reflejada. Mi lucha contra la balanza no me hacía competitivo ja, ja.

—¿Alguna inspiración adicional para realizarlo?
Sí, yo tengo el libro de Ubaldo Fillol, quien es “el arquero”. Si se creó el mundo del arquero creo que se inspiró pensando en Fillol. Quien inventó el puesto imaginó que iba a haber un Fillol, que era lo más cercano a la perfección. El puesto de arquero, a veces, no es reconocido.

—¿Y Gatti?
No… Gatti es un vende humo. No pasa nada.

—¿Siente que el arquero es un héroe discreto?
El puesto de arquero es la antítesis del fútbol, un deporte que se basa en hacer goles y el guardameta los evita. El 3 de junio del 78’, cuando Ramón Quiroga, en el Chateau Carreras en Córdoba (hoy Mario Alberto Kempes), le tapa el penal al escocés... esa noche todos tuvimos el poster imaginario de Cubillas, pero yo puse al costadito al nacionalizado de camiseta verde y dorsal 21. El ‘Loco’ Quiroga escribe un antes y un después en el arco peruano.

—Quiroga siempre habla acerca del color de uniforme de los arqueros.
—A mí no me gusta la moda de hoy en la que los arqueros tapan de un solo color. Siempre me ha gustado el short negro, medias blancas y la camiseta normal.

—Este libro puede servir mucho para que chicos conozcan más de la historia de arqueros peruanos.
Sería bonito y a la vez pretensioso que a través de mi persona se haga. Hay muchas maneras de enterarse porque el fútbol no es de ahora. Hay parte de la historia a las que llamó “los mitos”, y me trajo polémica con los hinchas de la U que no entiendieron algo: lo de Lolo Fernández es mito, porque no está del todo documentado y solo va de boca en boca. Lo llamo la prehistoria a lo de Valeriano López y los olímpicos de Berlín.

—Decían que el Lolo rompía arcos.
Claro, la gente lo malinterpreta. Lamentablemente no hay una forma de documentar. Ya después sí la hay y se puede hablar con diferencia de Rafael Asca. Por ejemplo, siempre vamos al Mundial del 30 con Pardón y el Mago Valdiviezo, pero antes hubo un Enrique Álvarez, Eugenio Segalá, Humberto Becerra.

En la parte inicial del libro se habla acerca de la exportación de arqueros peruanos. ¿Qué pasó ahora?
—Nos confiamos en que somos naturales, el fútbol empezó a respaldarse en la ciencia y acá nos quedamos en la parte empírica. Pensamos que los talentos iban a salir natural y no se trabajaron bien a los arqueros. Por eso menciono la escuela de Lucho Aldave, ESARLI, el trabajo de Carrizales en Cristal y Lucho Rubiños buscando talento de cualquier chiquito que le guste el arco.

¿Hay evolución de los arqueros peruanos o un estancamiento porque no salen afuera?
—Definitivamente. Que no salgan es otra cosa. En el 92’, de 16 equipos que jugaban por lo menos 12 o 12 equipos tenían arqueros extranjeros. Saravia, el de Alianza, me sorprendió mucho ahora y también el arquero Duarte de Cristal.

¿Cuáles son los 5 mejores arqueros del Perú?
—Tendría que hacer dos listas: una sobre los estudios y la otra sobre lo que vi. En lo que vi es en lo que más confío, pero si tengo que hacer un balance están Valdiviezo, Honores, Soriano, Asca, Quiroga. Ojo, Gallese tiene que entrar, tiene todos los récords. De los que vi: Quiroga, Gallese, Otorino Sartor, Leao Butrón y Óscar Ibáñez.

—¿Y Balerio?
—Tapaba bien, pero no era un arquero que me deslumbraba o fascinaba.

—Es un futbolista frustrado, la frase del periodista deportivo.
—No, no, no. Peleaba contra la balanza, toda la vida fui un gordito. Tal vez podría decir que fui un dirigente frustrado. Me gustaba verlo de la parte organizativa, de hacer gestión.

¿Qué arqueros del extranjero le han gustado?
—Tengo un ránking de 10 arqueros: Fillol, Buffon, Casillas, Chilavert, Dino Zoff, Rinat Dasáyev, Manuel Neuer, Julio César, Ronnie Carl Hellström y al ‘Mono’ Burgos.

Menciona arqueros argentinos, ¿Ángel Comizzo no le pareció un buen arquero?
—No. Fue un arquero… ahí nomás. Pumpido fue mejor.

El periodista Marruffo nos abre las puertas de su casa para hablar acerca de la pasión del arco. / FUENTE: El Popular.

El periodista Marruffo nos abre las puertas de su casa para hablar acerca de la pasión del arco. / FUENTE: El Popular.

Sabemos de su pasión, y en el libro también se destaca a los arqueros de Alianza Lima.
—Por supuesto, la historia abarca todo. Además, para que la U exista y sea grande tiene que existir un rival. Y Alianza es, en popularidad, un rival y no un enemigo. Sería necio decir: Leao Butrón es un gran arquero. Caico Gonzáles al final de su carrera fue un gran arquero.

¿Solo al final de su carrera?
—Lo que pasa es que Caico… haber, al principio era muy resistido, pero coincide con algo que nos comenta Jaime Duarte: Caico –su familia– era corto de vista y él no usaba lentes. Después ya lo corrige. Hay una frase que seguro escuchaste: el futbolista peruano demora en madurar. Y Leao me decía que no era así, sino que había una mala formación y aprendemos en base a nuestros errores.

¿Cómo nota ahora el periodismo deportivo?
—Cumple su rol. Algunas más efectistas que efectivas. Más humo en las denuncias. (…) Lo que veo es que la gente se está volviendo muy enferma en las redes sociales. Yo siempre fui al estadio para ver fútbol, no sé en qué momento cambió porque ahora la gente graba y no disfruta el partido. Sobre el periodismo mucha gente puede cuestionar lo que yo digo, soy solo uno más.

Ha sido un placer.
—Para mi también. Nos vemos.

SOBRE EL AUTOR:

Periodista especializado en deportes y con interés en el de guerra. Licenciado en la Universidad Tecnológica del Perú. Redactor senior en El Popular, con capacidades en diseño y edición. Interesado en temas de política, ambiental y cultural.

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