Independientemente del sexo o género, la sexualidad es una preocupación importante en las personas, sobre todo cuando existe una relación, tanto sentimental como ocasional. Por ello, vivir en una sociedad hipersexualizada, no llegar al orgasmo parece ser un sacrilegio.
Asimismo, la mayoría de personas relacionan el orgasmo como una sensación física asociada a la penetración. Sin embargo, de acuerdo a diversas investigaciones, definirlo no es nada fácil, ya que es algo que se vive de manera muy subjetiva, siendo una sensación variable y transitoria de placer intenso generando bienestar y alegría en muchos casos.
Según el urólogo y especialista en Medicina Sexual y Reproductiva del Instituto de Urología LYX de Madrid, Carlos Balmori, el orgasmo “tiene un origen físico o fisiológico con una respuesta física pero que, tanto en su origen como en el desenlace, el componente mental o psicológico es fundamental”.
De acuerdo a la psicóloga y sexóloga del Instituto de Sexología de Barcelona, Sílvia Pastells, existen cuatro características fundamentales que suelen ser habituales en las personas que no logran llegar al orgasmo:
Según explica Balmori, “no existen movimientos genéricos” y cada situación y problema de ello debe ser individualizado y centrarse en trabajar en el ámbito psicológico “para potenciar la erotofilia, aprendiendo a tener actitudes positivas ante la propia sexualidad, individual o compartida”, apunta Pastells, y, por otra, “reconocer esos puntos erógenos, en especial los genitales, por ser los más sencillos de estimular”.
Explorar el clítoris en la mujer o el glande en el hombre es “básico para aprender cómo autoestimularse tanto de forma manual como con los denominados juguetes sexuales”.
Por su lado, Pastells recomienda el uso de lecturas de índole pedagógica y eróticas. Los ejercicios de fortalecimiento de suelo pélvico, conocidos como ejercicios de Kegel, también pueden ser útiles ya que “a ellos se le atribuyen propiedades de mejora de los orgasmos”, según Balmori.
“Toda actividad que nos permita controlar, reconocer y modificar nuestras sensaciones en cualquier parte del cuerpo nos puede ayudar a mejorar nuestra percepción de las sensaciones y posteriormente modular nuestra respuesta orgásmica”, añade.
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