Cada producto que compramos tiene efectos nocivos que solemos ignorar.Desde la extracción de la materia prima, siguiendo con la fabricación y el transporte y finalmente el desecho, se generan químicos tóxicos que perjudican nuestra salud y basura que irremediablemente contamina la tierra.En cada kilómetro cuadrado de agua salada hay unos 18 mil restos de plásticos flotando y un millón de aves y 100 mil animales marinos mueren cada año por ingerirlo. Esto nos llaman a la reflexión.La inteligencia ecológica supone analizar y comprender los daños ecológicos del ciclo de vida de los productos que consumimos a diario.Todo ello para tomar decisiones acertadas para el planeta y nuestra salud. La responsabilidad es de cada uno de nosotros.
Por: Iris HerreraArquitecta especializada en Bioclimática y Permaculturaiherrera.ru@gmail.com
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