La Campaña de Lima marca el tramo final de la Guerra del Pacífico entre el Perú y Chile. Tras los triunfos en el Alto de la Alianza y en Arica, los chilenos se alistaban para invadir la capital peruana y los soldados del Perú a luchar y resistir valientemente en las sangrientas batallas de San Juan y Miraflores.
En medio de la invasión al sur de Lima, Piérola dividió el Ejército de Línea en cuatro cuerpos. Cáceres tomó el comando del cuarto, integrado por 4,500 hombres, y se concentró en San Juan, donde situó a sus tropas en los lugares más adecuados. A las 4:00 am del 13 de enero se escucharon tiros, media hora después, el ejército chileno cargó sobre el ala derecha donde se encontraban los peruanos, dirigidos por el coronel peruano Lorenzo Iglesias. En ese momento, Piérola huyó hacia Chorrillos y Cáceres asumió totalmente la dirección de la batalla. El Ejército peruano combatió por tres horas contra las tropas chilenas, pero la superioridad numérica de estas fue aplastante. Tras luchar con coraje, Cáceres ordenó la retirada camino a Barranco.
Los chilenos, eufóricos con la victoria de su lado, saquearon e incendiaron el lujoso balneario de Chorrillos, asesinando civiles a su paso y haciendo caso omiso a las banderas neutrales. Eran cerca de 13 mil soldados chilenos que invadieron el puerto de Pisco, al mando del general Villagrán. Y en el otro punto de desembarco llegaron al balneario de Curayacu en Lurín, 26 mil soldados chilenos.
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