Clima oceánico. Se caracteriza por temperaturas suaves tanto en invierno como en verano debido a la proximidad del mar. Lluvias abundantes y repartidas a lo largo de todo el año, fundamentalmente en Europa occidental. La vegetación asociada a este tipo de clima es el bosque caducifolio.
Clima continental. Se caracteriza por un invierno frío y seco y un verano cálido y lluvioso. Se localiza en las grandes extensiones continentales del hemisferio norte. La vegetación asociada es la taiga, la pradera y la estepa.
Clima mediterráneo. Se caracteriza por inviernos templados y lluviosos y veranos secos y calurosos, con otoños y primaveras variables. Las lluvias son muy escasas al punto de que pueden pasar de tres a seis meses sin que haya una tormenta importante. La sequía es un problema muy preocupante.
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Es el tipo de clima caracterizado por temperaturas medias anuales que rondan los 15 °C y que presenta precipitaciones de entre 500 mm y 1.000 mm. Las regiones con clima templado tienen veranos que no son demasiado cálidos e inviernos que no llegan a ser muy fríos. De todas formas, es posible clasificar a estos climas en distintas subdivisiones:
Se caracteriza por copiosas lluvias de verano originadas por los alisios procedentes de los anticiclones oceánicos. Las precipitaciones en invierno están ocasionadas por el frente polar, aunque esporádicas invasiones de aire polar continental producen tiempo despejado y olas de frío con fuertes heladas que devastan los cultivos, en su mayoría de tipo tropical.
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