Un peruano fue Cantor de América

Nació en Lima el 14 de mayo de 1875. Cursó la secundaria en el Instituto de Lima y luego ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para estudiar leyes, carrera que no concluyó porque finalmente se inclinó por el periodismo.

Una vida agitada

En 1895, José Santos Chocano dirigió la revista El Perú Ilustrado y publicó sus primeros poemarios Iras santas y En la aldea. 

Seis años después fue enviado a Centroamérica en calidad de agente en conflictos internacionales y después como encargado de negocios en Colombia. 

Se marchó en 1905 a España, donde conoció a Rubén Darío, principal representante de la corriente modernista.

Años más tarde entró al servicio del dictador Estrada Cabrera; derrocado este, el poeta peruano fue condenado a muerte por ser colaborador y considerado traidor. No obstante, fue perdonado gracias a la protesta de numerosos intelectuales europeos y americanos.

Regresó al Perú en 1922 entre aclamos y condecoraciones. Tiempo después, una infortunada disputa con el periodista Edwin Elmore termina con la muerte de este último. A causa de ello  fue encarcelado y tras largas deliberaciones, Chocano es nuevamente perdonado. 

En 1928 partió hacia Chile y se estableció en Santiago. Allí subsistió escribiendo artículos periodísticos y dando recitales. El 13 de diciembre de 1934, mientras viajaba en un tranvía, fue apuñalado por la espalda por un desconocido, muriendo en el acto. 

Fue sepultado en Chile, pero en mayo de 1965 sus restos fueron trasladados al Presbítero Maestro, en Lima

Valoración de su obra

José Santos Chocano representa la cumbre del Modernismo peruano. En su poesía se une la actitud, el tono neorromántico y la precisión del Parnasianismo. Deslumbró por la facilidad de elocución, la torrencialidad y la plasticidad en sus escritos. 

Aprovechó los recursos técnicos del Modernismo y logró una poesía popular, por eso se dice que Chocano es más un poeta para el hombre de la calle y pocas veces un poeta para poetas.  

Igualmente confirmó y perfeccionó el estereotipo de América como exuberancia, tropicalismo y majestuosidad. Prefirió recrear el paisaje peruano selvático y el de las grandes cumbres cordilleranas al de los arenales costeños. 

La épica y la historia fueron componentes importantes en su obra; ya que se ocupó de retratar gestas heroicas que abarcan desde el período incaico hasta la lucha por la independencia.