“Nos hacían llevar una estrella de David cosida a nuestra ropa amarilla para saber que nosotros éramos una raza inferior, una raza que no merecía vivir y que el propósito de los nazis era exterminarnos”, rememora con tristeza Anita Karl, de 82 años, quien fue una de las pocas sobrevivientes del Holocausto dirigido por Adolf Hitler, que mandó a asesinar a seis millones de judíos, incluidos un millón y medio de niños, además de gitanos, testigos de Jehová, católicos, homosexuales y personas con discapacidad.
Karl nació en la ciudad de Lwów (Polonia) y vivía junto a sus padres Mali y Samuel, y sus hermanas Fela y Esther. En aquellos años, su paz y armonía fue quebrantada por la persecución del régimen nazi, que los obligó a vivir en una parte pobre de la ciudad, llamada el gueto de Lwów.
“Era un infierno hecho por el hombre, por un ser humano sin sentimientos y sin compasión, donde se pasaba hambre y frío; además, había tifoidea y una serie de enfermedades pulmonares. Los cadáveres estaban tirados en las calles, porque no había cómo enterrarlos. La gente estaba día tras día abusada por los alemanes. Los nazis no dejaban en paz a la gente, los perseguían y mataban”, recuerda.
El gueto de Lwów, primavera de 1942. (Fuente: Yad Vashem)
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En aquel terrorífico lugar, vivían hacinados cerca de 150 mil personas, de las cuales sobrevivieron solo 200, entre ellas la familia de Anita, quienes planearon una fuga para huir de la muerte.
“Mi mamá tuvo un plan: nos sacó la estrella de David de nuestras ropas, nos vistió con lo mejor que todavía teníamos, agarró algunas cosas y se entremezcló entre unas señoras que habían venido a visitar a sus esposos que comandaban el gueto. Salimos del gueto y nos fuimos a la estación del tren que era muy hermosa, pero de cada columna colgaba un ser humano con un gran cartel enfrente de él diciendo: “Esto es lo que les pasa a los judíos que tratan de escapar”, relata Anita Karl.
Estrella de David. (Fuente: Composición El Popular / Yad Vashem)
Tras huir del gueto Lwów con sus hermanas y padres, adoptaron la religión católica para evitar ser atrapados por los nazis. Esa felicidad momentánea fue apagada cuando mataron a su papá Samuel.
“Encontraron a mi padre en ese escondite, en esa casita, lo llevaron a un bosque cercano, le hicieron cavar su propia tumba y después de un tiro a la cabeza lo asesinaron. Yo no sé dónde está enterrado y no puedo llevarle una flor a su tumba”, afirma con la voz entrecortada.
Tal era la crueldad de la Alemania de Hitler, que los niños eran una de sus principales víctimas, como le ocurrió a la prima de Anita.
“Era una niña de 4 años como yo y un día vino un nazi con un pedazo de chocolate. Él le alzó a ella y con una mano le dio el chocolate y con la otra sacó su pistola y le tiró un tiro a la cabeza. Era un lugar sin compasión y era muy difícil mantener la fe”, refiere con nostalgia la mujer que perdió a casi toda su familia por culpa del Holocausto.
Niños durante el Holocausto. (Fuente: Yad Vashem)
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El infierno que vivió Anita y su familia en el Holocausto llegó a su fin cuando su tío Julius Karl, quien era médico del entonces presidente de la República, Manuel Odría, hizo las gestiones para que lleguen al Perú y comiencen una nueva vida.
“El Perú nos educó y nos crió como si fuéramos hijos de esta bella patria y ahí hicimos nuestra vida, encontramos refugio y en cierta forma volvimos a la normalidad. Así que agradezco al Perú que, en realidad, nos volvió a la vida. ¡Gracias país querido!”, sostiene orgullosa Karl.
Anita junto a su madre Mali, su tío Julius Karl y sus hermanas Fela y Esther. (Fuente: Familia Karl)
En Lima cumplió sus sueños: estudió Diseño de Interiores y Filología, se casó, tiene dos hijos y seis nietos. Actualmente vive en Miami y comparte su historia de vida para que estos hechos trágicos no se vuelvan a repetir.
“Veo que al final tuvimos victoria. ¡Hemos vencido! Porque nosotros seguimos aquí y ellos, los nazis, han desaparecido”, señala firmemente la sobreviviente de 82 años.
Anita Karl después de brindar una charla para estudiantes de colegio. (Fuente: Centro Educacional Holocausto y Humanidades)
En nuestro país, a partir de 1942 llegaron cientos de emigrantes judíos, quienes huyeron del Holocausto y se establecieron en Amazonas, Cusco, Cajamarca, Arequipa y Lima. Con los años, el Centro Educacional Holocausto y Humanidades, liderado por Patricia Flowers, realiza la labor de concientización en colegios para darle un sentido a la tragedia que ocurrió hace 75 años en el mundo.
“Todos estos valores son los que nosotros reforzamos día a día con recordar el Holocausto y educar. Muchos de ellos llegan por familias de buen corazón que los traen y les dan una nueva oportunidad de vida. Y es así como ellos siempre les he escuchado decir que agradecen al Perú por abrirles las puertas, darles una nueva oportunidad de vida, una familia, un hogar. Es por eso que ellos no se quieren ir de aquí, porque se consideran peruanos”, afirma Patricia Flowers, directora del Centro Educacional Holocausto y Humanidades.
Mirta Glasman, fundadora del Centro Educacional Holocausto y Humanidades, Anita Karl y Patricia Flowers, directora del Centro Educacional Holocausto y Humanidades. (Fuente: CEHH)
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El Centro Educacional Holocausto y Humanidades realizará una ceremonia por el Día Internacional de las Víctimas del Holocausto con la embajada de Israel en el Perú y Naciones Unidas (ONU), en donde participarán algunos de los pocos sobrevivientes que quedan en nuestro país y será transmitida a través de Facebook Live en todas las plataformas de estas entidades. Si quieres participar del acto oficial clic aquí.
(Fuente: Facebook de Centro Educacional Holocausto y Humanidades)
Si deseas conocer más sobre el Holocausto, puedes contactarte con el Centro Educacional Holocausto y Humanidades a través de Facebook o escribir al correo electrónico: holocaustoyhumanidadesperu@gmail.com para mayor información.
Periodista graduada en la Universidad de San Martín de Porres. Redactora web en El Popular, interesada en temas de narrativa transmedia, redes sociales, mundo y deportes.