Muchos jóvenes y niños celebran Halloween o la Noche de Brujas. Sin embargo, ¿sabes cuáles son sus verdaderos orígenes? En la nota te revelamos la etimología y orígenes de la fiesta pagana que se celebra cada 31 de octubre.
Para empezar Halloween es la contracción inglesa de All Hallow's Eve que significa Víspera de Todos los Santos. La etimología de esta palabra proviene de un antiguo festival celta de hace más de 3 mil años conocido como Samhain o “Fin del verano”.
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La fiesta se celebraba en Irlanda cuando la temporada de cosechas llegaba a su fin, dando la bienvenida al año nuevo celta en el solsticio de otoño. Los celtas creían que con la llegada de Samhain los espíritus de los muertos podían caminar entre los vivos.
Los ritos sagrados celebrados tenían en sus orígenes un carácter profundamente religioso y colocaban sus muertos unas velas en las ventanas para ayudarlos a encontrar su camino.
Asimismo, se creía que el uso de máscaras era para ahuyentar a los espíritus malignos. También se celebraban grandes banquetes en las tumbas. Sin embargo, cuando llegaron los romanos a tierras celtas la festividad se mezcló con la “fiesta de la cosecha”, celebrada en honor a la diosa Pomona.
En tanto, la Iglesia Católica con los papas Gregorio III Y Gregorio IV trataron de suplantar Halloween por la festividad del Día de Todos los Santos que fue trasladada del 13 de mayo al 1 de noviembre.
En 1840, la celebración de Halloween llega a Estados Unidos y Canadá a través de los irlandeses. La fiesta se masificó hasta el año 1921, fecha en la que se celebró el primer desfile de Halloween en Minesota.
La fiesta fue agarrando acogida hacia el año 1970, donde se produjo su internalización gracias a la televisión y el cine. En 1978 se estrenó “Halloween”, película de terror de John Carpenter.
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En la actualidad la celebración se extendió en todo el mundo, principalmente en Estados Unidos, Canadá, Irlanda y Reino Unido. Sin embargo, Australia y Nueva Zelanda la festividad no está tan arraigada.
La leyenda de Irlanda cuenta que Jack el Tacaño tenía el alma tan negra que el propio diablo disfrazado de hombre fue a comprobar si de verdad existía alguien así. Tras ir hasta el pueblo de Jack y beber durante largas horas con él, el demonio le reveló su identidad.
El diablo le comunicó que debía llevárselo para que pagara por sus pecados; sin embargo, Jack le propuso una última ronda, pedido que se le fue concedido.
Como ninguno podía pagarla, el Jack pidió al diablo a que demuestre sus poderes y que se convirtiera en una moneda. Una vez hecho, Jack se lo metió al bolsillo junto a un crucifijo de plata.
Con el diablo en el bolsillo, Jack le hizo prometer que si le liberaba no volvería a molestarle en un año y así fue. Pasado ese tiempo, el diablo volvió, pero Jack le pidió que cogiera una manzana de lo alto de un árbol para disfrutar una última comida antes de su larga estancia en el infierno.
Cuando el diablo estaba en lo alto del árbol, Jack talló una cruz en el tronco para que no pudiera escapar y le exigió no ser molestarlo en 10 años. Sin embargo, Jack murió antes de la década. Una vez en la puerta de San Pedro, éste no fue recibido por su mal comportamiento.
De allí fue enviado al infierno, donde como consecuencia del pacto firmado con el diablo tampoco podía entrar. En venganza, el diablo le tiró unas ascuas ardientes que el granjero atrapó con un nabo hueco que usó como linterna. Jack estaba condenado andar por los senderos del bien y el mal.
De esta manera, llegó la tradición de usar nabos y tiempos después las calabazas para imitar el color de las ascuas del infierno que alumbran el camino a los difuntos en Halloween, y que evitan Jack el de la Linterna o Jack O´Lantern llame a tu puerta.