El destacado actor nacional Ramón García en su destacada trayectoria hizo papeles de oficial, soldado del Ejército y de la Policía en la ficción, pero en la vida real la disciplina militar efectivamente lo sacó adelante cuando de joven iba en malos pasos.
En Fiestas Patrias recuerda su ingreso al colegio militar Leoncio Prado, donde su vida dio un vuelco para bien, dentro del claustro estudiantil aprendió a querer a la patria, experiencia que hoy vuelca a sus alumnos de actuación.
—¿Cómo se da su ingreso al colegio Leoncio Prado?
—Todos saben que andaba en malos pasos de muy joven, yo perdí a mi padre a los 9 años y a mi madre cuando tenía 14. Sucumbí en el mundo de las drogas y cuando ingreso al Leoncio Prado, la disciplina militar me sacó adelante y acompañó para toda la vida. Ingrese en tercer año y fue un momento clave en mi vida.
—¿Qué recuerdos tiene de esa época?
—Muchos recuerdos vienen a la mente, te enseñan a querer a la patria, valorar lo nuestro, hacer caso sin murmuraciones, ser disciplinado. Yo soy de la promoción XXIII. Recuerdo cuando salíamos a las 5.00 de la mañana a correr por el malecón, hacía un frío terrible. Luego, los estudios y hacer las tareas que te encomendaban.
—Muchos personajes se formaron en el colegio chalaco.
—Claro, ahí está el laureado escritor Mario Vargas Llosa, el actor Roberto Moll, el director de cine Guido Lombardi, quien fue de mi promoción, entre otros. En febrero estuve de visita en el colegio y me encontré con Carlos Barraza, quien también es ex alumno del Leoncio Prado.
—Lo que vivió en el colegio es como se narra en la cinta "La ciudad y los perros", en la que usted actuó.
—Tuve la suerte de actuar en la película que dirigió Francisco Lombardi (1985). Recuerdo que en el colegio cuando estábamos formados, el oficial nos decía: ¡Qué me mira cadete!, ¿quiere una foto mía calato? ¡A mí solo me mira mi mujer! Y todos calladitos. Eso no estaba en el guion y les sugerí que la pongan. Esa frase hizo famoso a Gustavo Bueno.
—Aquella vez pasó por su mente la actuación.
—La verdad que no. Al salir del Colegio Militar Leoncio Prado pensé ser marino mercante, ingeniero o economista, pero un día la cafetería de la universidad vi pasar a un grupo de chicas guapas, eran del grupo de actuación. Ingresé a ese grupo y nunca más salí. La actuación me sedujo, eso era lo mío, tengo más de cuarenta años actuando y ahora también dando clases.
—Ahora da clases a nuevas generaciones de actores.
—Sí, a veces les digo a mis alumnos que soy yo quien aprende de ellos. Puedo decir, además, que el arte educa y el Gobierno debe cuidarlo. Apoyar al Conservatorio, la Escuela de Folclor, la Escuela Nacional de Arte Dramático, ahí se forman jóvenes que ensañarán no solo teatro.
Periodista de la Universidad San Martín de Porres. Experiencia en medios de prensa, además gusto de la buena música y lectura.