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Korina Rivadeneira: “Justos pagamos por pecadores”

Korina Rivadeneira confiesa que no todos los venezolanos en el Perú son malos. Dice repudiar a sus compatriotas que vienen para delinquir y causar daño en nuestro país.

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Korina Rivadeneira defiende a sus compatriotas

Miriam Pachas 

Korina Rivadeneira tiene 27 años y una sonrisa angelical que no pasa desapercibida en el reality Combate de ATV. Tras días de angustia y clandestinidad ante la amenaza de la deportación, ahora es la voz de los 385 mil llaneros que ingresaron al Perú en busca de una mejor vida. 

Sus compatriotas son muy cuestionados principalmente por actos delictivos, pero ella dice que no todos son malos.

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– Venezuela empeora cada día.

–La situación es muy fuerte.  Hay dos extremos: el que tiene demasiada plata, que está en cosas raras con el gobierno, y los que no tienen nada.

–¿Tienes todavía familia allá?

– Desde hace cuatro meses quienes vivimos afuera, tratamos de enviar dinero a los que están en Venezuela. El problema es que a veces no consiguen alimentos. Un familiar lejano estuvo comiendo cáscara del plátano que sacaba de la basura. Si uno está en el Perú, es porque no podemos ir más lejos, porque si siguen viajando se van a morir de hambre en los autobuses. Llegan acá con la ilusión de hacer cualquier cosa para enviarle dinero a su familia, entonces es muy difícil y eso es lo que no comprenden muchos.

–¿Crees que existe xenofobia hacia tus compatriotas?

–Dicen que le quitamos el trabajo. El problema está en los empleadores que abusan. Un arquitecto que en Venezuela puede ganar 20 dólares mensuales llega sin mucha noción de dinero a Lima. Les dicen te voy a pagar 400 soles mensuales, que es mucho más de 20 dólares. Obviamente se sienten emocionados y aceptan la oferta de trabajo, porque hay una familia que alimentar. Me parece injusto que siempre digan, los venezolanos le quitan el empleo a peruanos, eso no es así. Hay gente muy atenta, educada, carismática y tiene muy buen trato en restaurantes o donde sea. A esa persona jamás le va a quitar su trabajo un extranjero. Pero también están los venezolanos que trabajan felices en los supermercados por todos los productos que no ven hace años, además, porque que ese dinero que ganan se lo mandarán a su familia. 

–¿Mario Hart te fastidia mucho con ese tema?

– Bueno, a veces se pone pesado con ese tema, y a mí me da cólera, porque yo soy venezolana.

–¿Están acusando a tus compatriotas de esparcir el VIH en Perú?

– Es una enfermedad que tienen muchas personas de diferentes partes del mundo, no solo los venezolanos. Acá en el Perú nadie se proteje, en mi país todos lo hacen por una cuestión de educación sexual. Yo creo que lo deben haber dicho por alguna persona específica, no por todos nosotros.

–¿Lamentablemente gente de malvivir de tu país está haciendo de las suyas?

–Por uno, no debemos pagar todos. Están mal los venezolanos que vienen a robar o a delinquir. Es repudiable, es más, lo detestamos nosotros que queremos hacer las cosas bien.  Sin embargo, vienen estos sujetos a malograr nuestra imagen, porque nos meten a todos en un mismo saco. No dicen fulano robó en el Jockey Plaza, sino los venezolanos. Eso da rabia.

–¿Muchas peleas con tu esposo por este tema coyuntural?

–Peleas no, pero sí discusiones.

–¿No está de acuerdo que más compatriotas tuyos sigan llegando?

–No tiene ni idea de lo que pasamos en mi país. Solo pido un poco de tolerancia a él y todas las personas. Pero lo entiendo, porque Lima está sobrepoblada.

– ¿Cuánto tiempo de casada?

– Un año y cinco meses, o un año o seis meses o algo así.

–¿No llevas la cuenta?

– Los últimos meses no hemos celebrado. 

–¿Ahora disfrutas el matrimonio sin presiones?

–El matrimonio sacó lo mejor de nosotros. Siento que tanto problema ha sacado lo bonito y lo feo de nosotros. Con Mario aprendo cosas positivas, él aprende cosas negativas de mí (risas). Nos apoyamos mutuamente. Para mí estar casada lo cambió todo para bien.

–¿La maternidad sigue pendiente?

–Estoy en una contradicción. Yo quiero ser mamá hace muchos años, pero quiero terminar mis proyectos personales, por lo menos intentar realizarlos para luego no arrpentirme que no lo hice. Lo voy a intentar hasta el próximo año. Ahora digo eso y pasado mañana salgo embarazada. Mario también quiere ser papá.

–¿Qué le dirías a las  personas que no confiaron en su amor?– No tengo que decirles nada. Ni pienso en eso, solo vivo mi vida.

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