Navidad 2013: Natalia Salas y Papa Noel del pueblo con los niños pobres

Texto: Alex Valenzuela

Fotos: Arturo Pérez

Papá Noel llega con el verano.  Tuvo que subir de peso y agarrar cuerpo. Una vez intentó teñir su pelo de blanco y por accidente quedó como un “choclo gordo”. 

Confeccionó su propio traje rojo de drill para no sofocarse. Reunió más de 1,500 juguetes. Su lema es: un regalo, una sonrisa.  

Es un papá soltero que por amor a su hijo se convierte cada diciembre en el “Papá Noel del pueblo”. 

“Soy como Roberto Carlos, quiero tener un millón de amigos. Y que cada uno me dé un juguete”, dice Julio Arroyo Ruiz (36), el Papá Noel que recolecta juguetes a través de las redes sociales y luego los reparte entre los niños más desamparados. 

Hace unos días, mil angelitos lo vieron llegar con su bolso rojo al asentamiento Sol Naciente, en Carabayllo. Mil cien juguetes cayeron como sorpresa.  

El 2007 lo vieron aparecer  de la misma manera en Lomo de Corvina, en los arenales de Villa El Salvador; luego en asentamientos de Olmos, Casma y Chimbote.  En las zonas de San Benito y los damnificados del río Chillón, en Zapallal, también lo recuerdan.

SU HIJO ES SU INSPIRACIÓN 

La aventura de Julio comenzó hace ocho años, luego de ver con su hijo Bryan, en ese entonces de 6 años, la clásica película Santa Cláusula.  

“Mi hijo es mi inspiración. En la película, Tim Allen es un papá divorciado que se convierte en Papá Noel para cumplir la ilusión de su hijo. Cuando salimos del cine, mi hijo me preguntó: ¿papá, todos los padres son Papá Noel? Le respondí que sí pero me replicó: ‘yo nunca te he visto’. Es que lo hago a escondidas”, le dije. "Para no defraudarlo, junté plata, compré 300 juguetes, y a la medianoche del 24 me disfracé y los repartí entre sus amigos del barrio en Los Olivos”, cuenta Julio, que se gana la vida como diseñador gráfico pero no se cansa de recolectar miles de juguetes cada fin de año.  

DE VUELTA CON LOS NIÑOS 

Antes de ser actriz y modelo, y muchos años antes de ser la dulce Andrea de Las Lomas, Natalia Salas hizo show musical infantil.  

Su primera vez frente a los niños fue a los 14 años en un centro comercial.  Casi se muere de vergüenza.  Pero ahora ha vuelto a trabajar para ellos.  

“Hacer teatro infantil es más difícil que hacer drama, comedia o musicales. Porque el público infantil es cruel, es real, si no le gusta te lo dice tal cual. Cuando fui bruja en el teatro, fue mostro porque me odiaban y eso me decía que hice bien mi trabajo. ¡Es alucinante! Justo hace unos días tuvimos un show para dos mil niños en el Parque de las Leyendas. Los niños me parecen seres auténticos”, cuenta Natalia, que aún recuerda la noche en que se sentó en las piernas de su tío cuando este se disfrazó de Santa Claus y la sorprendió en su casa.                           

LA NAVIDAD NUNCA TERMINA

Para poder cumplir con todos los niños que esperan a Papá Noel, Julio Arroyo trabaja todo el año buscando donaciones, principalmente con sus amigos y a través de las redes sociales.  “Si no fuera por las personas que se unen a esta causa no podría cumplir con todos los niños, por eso siempre les pido a todos los que quieren ayudar que hay que regalar con el corazón y no para cumplir”, manifestó. Es así que pudo conseguir dos sillas de ruedas para estos muchachos.  “Todo comenzó con un pedido, hicimos el llamado y aquí está el resultado”, enfatizó.