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Mávila Huertas recordó la época en que realizó el servicio militar obligatorio

“Usted no pasa por su talla, salga de la fila”, le ordenó el instructor al verla.Mávila Milagros Huertas Centurión, 1,62 metros, clase 1987. Así se lee en sulibreta militar.

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Por: Alex Valenzuela

Fotos: Marco Cotrina

 “Usted no pasa por su talla, salga de la fila”, le ordenó el instructor al verla. Mávila Milagros Huertas Centurión, 1,62 metros, clase 1987. Así se lee en su libreta militar.  

Con 16 años y obstinada, sintió que necesitaba conocer otras realidades por lo que por segunda vez hizo la cola de postulantes y logró entrar al cuartel de la Marina de Guerra para hacer lo que pocos quieren hacer: el Servicio Militar.  

¡Apéguense ahora!, para ver el retorno de Mávila a los cuarteles de la Base Naval.  

—¿Por qué decidiste cumplir el SM de manera voluntaria?

—Yo cursaba quinto de secundaria en un colegio de monjas. Tenía 16 años. Pero estaba convencida de que quería servir a mi Patria porque sentía que me habían criado como en una burbuja de cristal. 

—¿Qué recuerdas de tu experiencia en los cuarteles ?

—Solo iba los sábados y domingos. No me quedaba a dormir pero me hicieron correr por calles que no estaban asfaltadas. Eran fines de los ‘80 y la crisis se reflejaba también en las calles. Recuerdo haber corrido por Chucuito y ver ratas que se atravesaban porque habían dejado abiertas las tuberías, pues los servicios públicos eran del Estado y todo estaba en crisis. Las OM (oficiales de mar) nos decían: “¡Sigan corriendo!”. Y lo hacíamos saltando sobre los pericotes. No podíamos gritar en esas circunstancias.  

—¿Aprendiste mucho entonces?

Toda esa situación me abrió los ojos a una realidad y un entorno social que no conocía. Jamás miraba por encima del hombro y me enseñó a valorar y tener un compromiso social. 

—¿Sentiste miedo en algún momento?

—No. Lo más extraño para mí eran los exámenes médicos periódicos. Recuerdo un examen médico, en el que me puse una batita y me revisaban si tenía un lunar o una mancha. ¡Imagínate!, el pudor para una chica. Yo pensaba: cómo me iba a sacar la ropa y ponerme la bata. 

—¿Qué fue lo más duro para ti?

—Los ejercicios físicos. No era muy deportista en ese entonces. Solo había hecho ballet en el colegio. Pero tuve que hacer planchas, ranear y hubo momentos en que el cuerpo ya no daba más.  

—¿Quisiste tirar la toalla y faltar un fin de semana?

— No, yo sabía que era temporal. Solo estuve unos meses y más bien me dio pena irme. Tenía claro que quería estudiar periodismo en la universidad. 

—¿Aún sabes cómo manejar un fusil?

—No, ya no, pero eso me sirvió porque después en mis años como reportera nos invitaron a varias periodistas a un concurso de tiro en el  Ejército y fui yo quien ganó (risas).   

UN AMOR MARINO

—¿Es verdad que te ibas a casar con un cadete de la Marina?

—Sí. Estuve de novia con él. Lo conocí en la discoteca Reflejos en una fiesta para recaudar fondos por la promoción de mi colegio y allí invitaron a los cadetes de la Marina. 

—¿Y por qué no te casaste?

—Estuvimos varios años de enamorados. Justamente por el periodismo no me casé. Él quería formar una familia mientras que yo veía que la relación no iba a funcionar. 

—¿Qué le respondiste para terminar el romance?

—Con el dolor de mi corazón le dije que quería trabajar como periodista y eso implicaba viajar. Me preguntó: “¿Quieres tener una familia feliz o hacer un reportaje a la Luna?”. Le respondí: “Ir a la Luna”. Él replicó que no podía ser así. Y le dije: “Entonces nos vemos en Marte” (ríe). No lo volví a ver pero sé que después se casó. Mi hermano que es oficial de la Marina lo vio.  

—¿Contagiaste a tu hermano la inclinación al servicio militar?

—No, para nada. Mi hermano José encontró solo su vocación militar. En el colegio fue travieso y ahora es un oficial de primera línea. Estuvo en misiones de Paz en Haití y zonas de emergencia.  

—¿Qué le aconsejas a los jóvenes que dudan en cumplir el SM?

—Que no lo duden, pues hay muchas posibilidades de aprender ahí. A mí me dio disciplina y estoy dispuesta a dar la vida por mi Patria. 

Nuestro agradecimiento a la Marina de Guerra del Perú.

SOBRE EL AUTOR:

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