El sistema linfático tiene la función de drenar el exceso de líquido intersticial (líquido donde las células quedan inmersas y de donde ellas retiran sus nutrientes y eliminan sustancias residuales de su metabolismo) con el fin de devolverlo a la sangre y por lo tanto mantener el equilibrio de fluidos en el cuerpo.
Este sistema además lleva vitaminas y lípidos (grasa), absorbidos durante la digestión, hasta la sangre, para que así lleve los nutrientes a todo el cuerpo.
Otra función del tejido linfático es la realización de las respuestas inmunes, que impide que la linfa (líquido transparente de los vasos linfáticos) lance microorganismos en la corriente sanguínea. Para esto utiliza unos filtros llamados ganglios lifáticos.
La linfa pasa por varios ganglios linfáticos antes de llegar a la corriente sanguínea y en ellos quedan retenidos los agentes causantes de enfermedades hasta su eliminación.
El dato
El sistema linfático recoge el exceso de líquido de los tejidos del cuerpo y lo devuelve la sangre. Mientras que, el sistema inmunitario detecta agentes patógenos y lucha contra ellos.
Tiene la responsabilidad de mantener el equilibrio de los líquidos del sistema cardiovascular y distribuir células inmunitarias en el cuerpo.
Actúa en el mantenimiento de la salud de nuestro cuerpo mediante la eliminación de bacterias, hongos, virus, células muertas, las células rojas de la sangre que han dejado el torrente sanguíneo y la metástasis (células de la sangre que se desprenden del tumor).
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