Agustín Lozano rompe el silencio tras la salida de Ricardo Gareca y Juan Carlos Oblitas: “Se dieron así”

El presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF), Agustín Lozano, se pronunció luego de las no renovaciones de Ricardo Gareca y Juan Carlos Oblitas en esta semana. Asimismo, confesó sentirte triste porque el estratega argentino no tuvo palabras de agradecimiento para él a pesar de compartir momentos en la selección peruana.

“Solo tengo palabras de gratitud y agradecimiento para él como a todo su comando técnico”, inició Lozano en una entrevista con Fútbol en América que transmitió Canal N. El reportero Jampool Cuadros le preguntó acerca de los sentimientos por la obviedad en el discurso del Flaco Gareca.

“Solo él puede darte una explicación al respecto, estoy plenamente convencido que con más tranquilidad se verán las cosas distintas. No te lo puedo negar tampoco (sí le dolió la omisión), no te puedo decir que no. Lamentablemente las cosas se dieron así”, sostuvo.

“¿Sí le dolió un poquito?”, preguntó el hombre de prensa. “Sí, por supuesto. Soy un ser humano como a cualquiera que le puede doler, pero tampoco para molestarme, incomodarme...”, expreso.

La verdad de Agustín Lozano

En otra línea, el mandatario de la FPF contó detalles respecto al porqué no se llegó a un acuerdo con el entorno (abogado e hijo) de Ricardo Gareca, que acusó de una falta en las cláusulas en el contrato porque, según el Tigre, ya estaba todo pactado desde el lado deportivo.

“Yo hasta ahora, a pesar que soy presidente, no conozco el contrato del profesor Ricardo. (…) Naturalmente que después de los informes recibidos, yo sé cuáles han sido las razones que no las puedo revelar”, agregó.

Para finalizar este adelanto de la entrevista, que será completado en Fútbol en América, el periodista le preguntó a Lozano si es que él o alguien de la FPF filtró a la prensa sobre el 40 % de reducción salarial que iba a sufrir Gareca si aceptaba renovar, aunque este punto fue catalogado como una violación a la cláusula de confidencialidad, según Mario Cupelli. “No, jamás. ¡Nunca! ¡Nunca!”, terminó.