En la década de los ochenta, apareció un boxeador como Mario Broncano y todos lo avizoraban como un campeón mundial en potencia, pero estos deseos se fueron esfumando por apegarse a algunos vicios.
Apenas a los 12 años fue internado en Maranguita, pero el boxeo lo llevaba en las venas participando en el Campeonato Guantes de Oro. Estuvo preseleccionado para los Juegos Bolivarianos 1985 pero fue separado por estar metidos en actos contra la moral.
Cuando a la edad de los 19 años llegó a ser campeón sudamericano amateur de la categoría peso gallo y en 1998 estuvo a punto de viajar a las Olimpiadas de Seúl, pero sus voces interiores del vicio lo traicionaron y fue a parar en el Penal de Lurigancho.
Su vida iba de tumbo en tumbo, pero el destino le tenía marcado un incidente que lo sepultaría para siempre. Se recurseaba cuidando carros, pero sus malas mañas no la dejaron y tuvo un incidente con un vendedor de frutas que motivó la pérdida de su ojo izquierdo.
Según los apuntes de la policía en este tiempo se dijo Broncano se encontraba algo ebrio quiso tomar algunas frutas, pero el vendedor sacó un palo lo agarró a palazos y el boxeador cayó al suelo. Al reaccionar en el hospital ya no tenía el ojo y así terminaba para siempre sus sueños de gran boxeador.
Estuvo mucho años en la cárcel , pero salió ya con otra mira y según informó a un medio local que ya dejó atrás los vicios.
Periodista de Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Vivo con el deporte y me gusta la música.