Barcelona no necesitó de mucho para vapulear 5-0 al Sevilla y lograr, por cuarto año consecutivo, el título de la Copa del Rey.
Así, los dirigidos por Ernesto Valverde se lavaron la cara luego de la inesperada eliminación de la Champions League a manos de la Roma.
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La concentración con la que salió el Barcelona, el esfuerzo por la presión y la recuperación rápida del balón, anunció lo que iba a ocurrir. Los de Valverde, liderados por un magnífico Andrés Iniesta y por la magia de Leo Messi, fueron un huracán que asoló la línea defensiva del conjunto sevillista, constantemente desbordado.
El 1-0 llegó a los 13’ cuando Coutinho sacó un centro para Luis Suárez que anotó a puerta vacía.
Barcelona dejó sentenciada la final antes del intermedio.
Lionel Messi marcó el 2-0 a los 30’ al aprovechar un taco de Jordi Alba.
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Nueve minutos después, Suárez volvió a hacerse presente en el marcador.
Entre Iniesta y Messi se bastaban para guiar, con su fútbol de seda y con su precisión, a un equipo que no encontraba respuesta, en el que jugadores clave en la medular como Ever Banega o Steven Nzonzi no aparecían.
En el complemento, Iniesta coronó, a pase de Leo Messi y tras regatear a David Soria, su gran partido con un golazo que fue aplaudido por todo los espectadores (51’).
Mientras que Coutinho a los 68 minutos marcó del penal en 5-0 y la Copa del Rey quedó en manos del Barcelona por cuarto año consecutivo.
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