
Previo al choque con Ecuador en Quito, Edison Flores recibió un llamado de nuestro glorioso Ejército. Como buen peruano, el 'Oreja' estuvo ahí en el día y la hora señalados.
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Con la humildad que lo caracteriza, no tuvo reparos en acudir al Hospital Militar y visitar al soldado Renzo García, que padecía de cáncer, entregarle la camiseta de la selección y prometerle un gol en su nombre, que después lo cumplió con creces.
El Oreja sabía de la situación de García y por eso en el Olímpico Atahualpa no paró hasta perforar el arco de Ecuador, dibujar una sonrisa en la cara del valiente soldado y, con él, del Perú entero.
García era aficionado al deporte rey y pidió a las autoridades que gestionen la visita de Flores presumiendo el final.
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Luego, el día del partido, el cuerpo médico colocó un televisor en su habitación. Y Renzo, entubado, con los químicos recorriendo su cuerpo para mitigar el dolor, abandonaba ya la vida cuando la selección, conformada por muchachos como él, festejaba en Quito.
García, dicen en el Ejército, nunca se rindió como en las épicas batallas. En su cama aguantó hasta el final al pie del cañón, con las pocas fuerzas que le quedaban, y vio el triunfo de nuestra selección. Y se dio el gusto y se fue con ese gusto unas horas después. Doce salvas para el valiente soldado. Para el Perú, Renzo cayó en acción.
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