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Mamá de Maguilaura Frías: Chicas merecen un lugar digno para vivir

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Mamá de Maguilaura Frías: Chicas merecen un lugar digno para vivir.

Nunca bajó los brazos y hoy celebra con orgullo la superación de su pequeña ‘matadorcita’. Patricia Pomiano, madre de Maguilaura Frías (16), nos reveló el sacrificio que pasó su hija para convertirse en una de las mejores de la selección que logró el cuarto lugar en el mundial Sub 18 de Tailandia.

Asegura que vive nueve  años en el pequeño colegio San Martín de Porres de la Urb. José Gálvez, en Villa María del Triunfo, y espera que el presidente Ollanta Humala los ayude a conseguir una casa propia.

—¿Siempre vivió acá?  

—No, antes vivía por el hospital María Auxiliadora con mi suegra, pero por el trabajo de mi esposo nos  mudados acá (José Gálvez). Ya llevamos nueve años aquí.

—¿Piensa mudarse?

—Algún día si Dios quiere, porque ella (Maguilaura) me pide su espacio.

—Si estuviera frente al presidente Humala, ¿qué le diría?

—Que apoye a estas chicas, así como ayuda al fútbol que no consigue nada. Estas chicas merecen un lugar digno donde vivir. Ustedes ven cómo vivimos y a veces llega pasada la medianoche de entrenar. Que Humala les dé un lugar donde puedan vivir mejor.

—¿Ella es de Lima?

—Sí, al igual que yo. Somos negritos mazamorreros. Mi mamá sí es de Chincha y mi papá de Pisco.

—¿De dónde sacó tremenda fortaleza?

—Creo que jugando básquet. Hasta los 11 años jugaba en los ‘Canasteros kids’. Ella es medio picona.  Y cuando recibía codazos de sus rivales, se los devolvía. Un día le metieron el dedo en el ojo, y en la siguiente jugada se llevó a la chica con todo.

—Luego pasó al vóley...

—Mi suegro me animó a meterla al vóley. La llevamos a la Videna con el profesor Jesús Paniagua y luego de hacerle la prueba me dijo: “Esta zambita va a ser buena”.

—¿Recuerda perfectamente ese día?

—Sí, Maguilaura fue con su short largo de básquet y esas zapatillas tipo botines, y como era un poco gordita todas la veían grandota. Hizo un mate y tumbó la net. El profesor se quedó asombrado y la aceptó.

—¿Fue duro el trajín?

—Al principio sí, porque no había tren eléctrico y me comía toda la mañana viajando para llevarla a entrenar. Nos demorábamos más de dos horas para llegar a la Videna.

—¿Desde cuándo empezó a crecer?

-Siempre ha sido grande. Nosotros le decíamos la mamá de los pollitos porque era la más grandota de su salón.

—¿Cómo se enteró de su convocatoria?

—Nos enteramos en un partido de Liga. Le dieron una carta y vino corriendo a contarme.

—¿Ha hablado con Natalia?

—Sí, pero todo lo que haga por esas niñas está bien. No me voy a poner a discutir porque Natalia es Natalia y a ella se la respeta.

—¿Qué piensa estudiar cuando termine el colegio?

—Psicología, puede ser psicóloga deportiva.

—¿Cuántos hijos tiene?

—Tengo dos. Joao es arquero y se ha ido a Piura, al José Olaya a jugar la Copa Perú.

—¿Quién es su mejor amiga?

—Con Shiamara (Almeida) paran de arriba para abajo.

—¿Tiene enamorado?

—Espero que no (seria). Pero sí ha tenido varios pretendientes. Como la ven grande, los chicos piensan que tiene 17 o 18 años y se le ‘lanzan’.

—O sea que la cela mucho...

—Ya le he dicho que todo a su tiempo, que no se desespere. También le he dicho nada con futbolistas.

—Pero su hija nunca pasa desapercibida...

—Sí. Cuando voy al coliseo me gritan ‘suegra’, pero yo al toque los pongo en su lugar. Les digo: “Acaso crees que los hijos se regalan”.

—¿Cómo va en el colegio?

—Creo que bien (risas). Le han dado mucho apoyo en el colegio. Le gusta el inglés y educación física, pero matemática sí la tiene medio tranca.        

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