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Juan Felipe Ramírez: la voz de la prevención en la ingeniería moderna

Juan Felipe Ramírez destaca la importancia de la confiabilidad industrial, entendida no solo como un concepto técnico, sino como la base para la seguridad en la industria.

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Juan Felipe Ramírez revela la importancia de la confiabilidad industrial a través de experiencias prácticas, destacando la necesidad de escuchar a las máquinas para evitar fallas.

La primera vez que Juan Felipe Ramírez escuchó hablar de confiabilidad industrial no fue en un salón de clases, sino en un corredor de planta, mientras un supervisor le señalaba una turbina que se detenía más de lo esperado. “Aquí lo que falta es confianza en el equipo”, le dijeron. Esa frase se le quedó grabada. Con el tiempo entendió que confiabilidad no era solo un concepto técnico, sino la base para que la industria funcione con seguridad y continuidad.

Hoy, después de más de una década en proyectos de gran escala, Ramírez habla de la confiabilidad como si fuera una práctica diaria más que una teoría. Lo hace con ejemplos sencillos, alejados de discursos técnicos interminables. “La diferencia está en escuchar a tiempo lo que las máquinas intentan decir”, explica. Para él, la prevención no es un lujo, es un hábito que se construye con paciencia y disciplina.

Cuando relata su experiencia, no se centra en premios ni en cargos. Prefiere hablar de situaciones concretas: un oleoducto que lograba mantener el flujo sin interrupciones durante semanas, una estación de bombeo donde los técnicos aprendieron a registrar pequeños cambios antes de que se convirtieran en fallas graves. En esas historias aparece el ingeniero práctico, el que entiende que la teoría sirve solo si aterriza en la operación.

Ramírez recuerda los inicios con claridad. “Al principio todo era correctivo: esperar que la bomba fallara y correr a repararla. Funcionaba, pero era costoso y arriesgado”. Con el paso del tiempo, su mirada cambió. La introducción de sensores, algoritmos y metodologías como TapRooT o OEE-360 transformaron la manera en que enfrentaba los problemas. “La clave no está en arreglar rápido, sino en evitar que algo se rompa”, señala.

En la conversación también aparecen los equipos humanos. Habla de técnicos veteranos que detectaban fallas solo por el ruido de un compresor, y de jóvenes que aprendían a combinar esa intuición con gráficos en pantalla. Para Juan Felipe Ramírez, la confiabilidad no existe sin personas comprometidas. “Un sensor puede darte una alarma, pero si nadie confía en ese dato, la alarma no sirve de nada. La cultura pesa tanto como la tecnología”, comenta.

Su tono es reflexivo, pero nunca grandilocuente. Habla con ejemplos concretos, con cifras que respalda en auditorías, con anécdotas de campo que muestran cómo la ingeniería se construye en equipo. “Una vez un técnico me dijo que gracias a un entrenamiento había dejado de pasar por alto una vibración extraña. Ese detalle evitó una parada costosa. Ahí está el valor: en que la gente entienda que cada acción preventiva suma”, recuerda.

La conversación deriva hacia el futuro. Ramírez no lo pinta con promesas espectaculares, sino con realismo. Reconoce que los retos de la digitalización son grandes, que la transición energética exige nuevos enfoques y que la presión por reducir emisiones obliga a repensar procesos. “La confiabilidad será todavía más importante en energías renovables, porque esas tecnologías no pueden permitirse paradas inesperadas. Ahí los principios son los mismos, aunque los escenarios cambien”.

En su relato, los reconocimientos aparecen de manera secundaria. Cuando se menciona el premio a Ingeniero Mecánico del Año o la Distinción a la Excelencia en Gestión de Activos, lo hace como parte de un camino más amplio. “Los premios validan, pero lo importante es que la gente con la que trabajas entienda que la confiabilidad mejora su vida diaria”, dice. Esa forma de verlo refuerza la impresión de que más que un galardón, lo que lo motiva es la práctica cotidiana.

La charla termina como empezó: con una mirada sencilla. Juan Felipe Ramírez insiste en que la confiabilidad no es un discurso técnico inalcanzable, sino una práctica que se construye en el terreno, con datos, con escucha y con trabajo en equipo. “Al final, la confiabilidad es lograr que las cosas funcionen como deben, sin sorpresas. Eso es lo que la industria necesita y lo que nos toca asegurar todos los días”.

SOBRE EL AUTOR:

Periodista licenciada de la Universidad Tecnológica del Perú. Más de 5 años de experiencia en redacción SEO y estrategias para redes sociales. Interesada en temas sociales y de entretenimiento. Apasionada por la lectura y música.

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