"Se lo prometí": logró traer a su madre desde Venezuela tras 2 años y ahora emprenden un negocio juntas

A pocos días de conmemorarse el Día de la Madre, a sus 56 años, Iris Lamogglia creía que sería un día más, una de esas donde solo abrazaría la almohada sin volver a sentir la piel de sus retoños, esos que vio crecer, por los que luchó día a día cumpliendo el arduo rol de padre, los mismos que partieron de su lado para encontrar un mejor futuro, aquellos tres niños que se hicieron grandes y dejaron su natal Barinas, Venezuela, para luchar por sus sueños. Sin embargo, se equivocó.

Entre ellos está Milagros, joven de 22 años que llegó a nuestro país a sus cortos 20 años y que, antes de alejarse de la mujer que le dio la vida, le hizo una promesa, esas que nunca se rompen a pesar del tiempo: "Prometo que te volveré a ver, mamá", le dijo antes de cobijarse entre sus brazos durante un eterno momento antes de despedirse. Y, en este caso, ella no se equivocó.

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"Fue muy dolorosa la partida, pero tenía que hacerlo por el bien de las dos y de mis hermanos. Sufrí mucho, vine a Perú con tan solo una mochila pero con las ganas de comerme el mundo y trazarme una meta de volver a ver a mi madre a mi lado, de traerla y estar juntas de nuevo", cuenta la ahora mujer de 22 años, quien recuerda todo lo que tuvo que pasar en nuestro terrotorio para comprar un boleto y traer a Iris, su madre.

"Trabaje en diversos sitios: en ventas, discotecas, florerías, empresas, panaderías, florerías. Todo con el fin de juntar dinero para traer a mi madre acá a mi lado. Los primeros meses fueron bastantes duros y difíciles. Conocí personas buenas y malas. Personas que te ofrecen una ayuda pero con un fin a cambio, pero igual seguí adelante trabajando", agrega Milagros.

El mismo sentimiento tiene su progenitora, quien rememora los dolorosos días que tuvo que afrontar alejada de sus hijos, los que pudo sacar adelante también trabajando de todo. "Fui padre y madre de mis hijos. Trabaje en todo. Usted no se imagina lo que hacemos las madres por nuestros retoños: barriendo calles, lavando ropa, vendiendo tortas, cuidando niños. Fui una mil oficios", menciona.

"Prácticamente me quede sola pero con al promesa de volverlos a ver, me pase llorando y llorando me dio la depresión. Vivía con pastillas, mis hijos mandaban dinero pero no los tenía a mi lado por más que me llamaban por teléfono no era igual. Es triste, el año pasado pase el Día de la Madre prácticamente sola", agregó la mujer.

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Un Día de la Madre diferente

Habiendo superado parte de los obstáculos que pone la vida, Milagros e Iris al fin podrán celebrar el Día de la Madre juntas. Esta vez nada podrá separarla, ahora mucho menos que emprendieron un negocio juntas. Ahora, el sueño será entre las dos.

"Emprendimos un negocio juntas por redes sociales: "Fiori e Regali" (Flores y regalos) Nos pueden ubicar en Instagram como fiori_e_regali_ml. Nuestro amigos comenzaron a ayudarnos y comprar nuestro productos. Para nosotras era como un hobby, pero cuando ya empezaron a hacer más y más pedidos vimos una oportunidad de emprender un negocio", cuenta Milagros, quien, junto a su mamá, personalizan regalos hechos a manos y, sobre todo, con el amor que las une.