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“La 50″: la historia de la empresa que nació como una ofrenda a un santo y terminó denunciada por estafa

La Empresa de Transportes San Sebastián, más conocida como “La 50″ ha sido denunciada por estafar con la modalidad del “bus nuevo”.

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La historia de la empresa “La 50″ que líder en su ruta hasta la llegada del bus morado. | EP | EP

La Empresa de Transportes San Sebastián S. A. C., más conocida como La 50, ha sido líder por mucho tiempo en las rutas de San Juan de Lurigancho y el Callao.

De acuerdo con la historia su fundación se dio como un regalo litúrgico al santo que lleva su nombre, sin embargo, la empresa, dirigida por Julio Raurau Oblitas, ha sido vinculada a una modalidad de estafa.

¿Cómo termino en denuncia la empresa?

La Empresa de Transportes Patrón San Sebastián, línea 50, fue fundada en 1989 y nació como una ofrenda al santo homónimo del distrito de Cusco. Su fundador fue Julio Raurau Oblitas, quien trabajó como chofer en la capital.

Posteriormente pasó a ser accionista de la empresa que trabajaba, juntar un capital y conformar la compañía “La 50″ que tenía como ruta principal San Juan de Lurigancho al Callao.

Finalmente, la empresa comenzó a tener denuncias de estafa. De acuerdo a los medios locales, Julio Raurau Oblitas les prometía a los trabajadores ser dueño de sus propios buses a cambio de grandes sumas de dinero.

Sin embargo, el empresario hacía pagar a los choferes, pero nunca entregaba los buses. “Yo di 140.000 dólares por un bus nuevo que al final me quitaron”, dijo Miguel Vicuña, exconductor de La 50 Al Estilo Juliana.

Otro conductor que denunció el hecho fue Inocente Carrillo, quien contó que entregó 22.000 dólares en la inicial del bus y pagó 15 letras de 2.870 dólares, pero cuando estaba a punto de cancelarlo, Julio Raurau Oblitas le ponía más letras.

Tras conocerse la denuncia de los exconductores, Julio Raurau los denunció por robo y apropiación ilícita, víctimas se hacían cargo del bus y pagaban por él.

¿Cómo fue el modus operandi?

Según las investigaciones, la empresa hacía pagar a los trabajadores para entregarle los buses, sin embargo, en las últimas cuotas la compañía creaba más intereses y cuando los conductores no podían pagar le quitaban los vehículos.

Posteriormente, la empresa de Julio Raurau Oblitas empapelaba a los trabajadores hasta el punto de hacerles perder el juicio y todo el dinero que gastaron en los buses.

SOBRE EL AUTOR:

Periodista especializado en temas policiales y políticos. Graduado de la Universinad Nacional Federico Villarreal. Redactor y coordinador en El Popular. Interesado en temas policiales, política y actualidad.