Un adolescente de 13 años, murió tras sufrir un shock anafiláctico grave en su escuela del oeste de Londres, cuando un compañero le tiró una feta de queso en la cara. El caso ocurrió en junio de 2017, pero volvió a ser noticia al llegar a la Justicia británica.
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En ese entonces la madre del fallecido denunció que a su hijo le tiraron un trozo de queso de la mitad del tamaño de un pañuelo de papel. Diez días después, la tremenda reacción alérgica que eso le produjo lo llevó a la muerte.
La investigación judicial del caso concluyó que el estudiante que lo agredió, que ahora tiene 15 años, ya había sido advertido por tirarle comida a otros alumnos. La rodaja cayó sobre el cuello de Cheema y provocó una reacción "sin precedente". Comenzó a tener dificultad para respirar y se rascaba la piel. "Se quitó la camisa, gritó y corrió por la habitación en pánico. No podía respirar", describió la jueza forense Mary Hassell.
Según cuenta su madre Rina, Karanbir era muy alérgico al trigo, gluten, a los huevos y a las nueces. Además, tenía asma y padecía un eccema atópico. El joven revisaba todo el tiempo las etiquetas de los alimentos para saber qué podía comer y qué no.
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En el momento del shock alérgico, la escuela le inyectó EpiPen, un dispositivo de epinefrina para tratar las alergias mortales. Y luego el joven fue internado de urgencia. Poco después, Cheema sufrió un paro cardíaco. La falta de oxígeno le provocó una lesión cerebral grave y murió dos semanas después.
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