Esta mañaña se hizo pública una carta de puño y letra del expresidente Alan García, que dejó ante de su violenta muerte, en el segundo piso de su vivienda en Miraflores, cuando la Policía iba a detenerlo preliminarmente.
No se conocía que el líder del APRA hubiera dejado una misiva, cuando se quitó la vida la mañana del último miércoles, sin embargo, su hija Luciana García leyó el texto antes de sacar su féretro hacia un camposanto en Huachipa.
Fiel a su estilo, el desaparecido expresidente Alan García expresó que no iba a aceptar vejámenes ni injusticias. "Nunca podría haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista... Mi cadáver una muestra de mi desprecio a mis adversarios", se lee de su puño y letra.
"Cumplí la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia, teniendo raíces en la sangre de ese movimiento. Por eso, y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme por más de 30 años, pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente. Porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones, en este tiempo de rumores y odios repetidos que las mayorías creen verdad.
He visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar o vejar y no para encontrar verdades. Por muchos años, me situé por sobre los insultos, me defendí, y el homenaje de mis enemigos fue argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias.
No hubo ni habrá cuentas ni sobornos ni riquezas. La historia tiene más valor que la riqueza material. Nunca podría hacer precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano. Por eso, repetí: 'otros se venden, yo no'.
Cumplido mi deber en la política y en las obras hechas en favor del pueblo, alcanzadas las metas que otro países o gobiernos no han logrado, no tengo porque aceptar vejámenes.
He visto a otros desfilar esposados, guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos. Por eso, le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones, a mis compañeros una señal de orgullo y mi cadáver una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios. Porque ya cumplí la misión que me impuse."
Revisa todas las noticias escritas por el staff de redactores de El Popular.