Rosario Espinoza
Muchos padres para educar a sus hijos recurren a los gritos, pero sabes ¿qué sucede cuando le gritas constantemente a tu hijo?
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El constante empleo del grito puede conllevar al deterioro de la autoestima del niño. Según la psicoterapeuta Patricia Miraglia, estos niños pueden desarrollar problemas emocionales, por ejemplo, falta de confianza, miedo, poca autoestima, inseguridad.
“Además, generar niños retraídos y sometidos y, en casos extremos, depresión infantil. Si los gritos vienen acompañados de insultos o calificativos peyorativos como “vago”, “inútil”, “flojo”, el niño terminará creyendo que en efecto es aquello que le dicen”, refiere.
Tanto las acciones positivas como negativas de los padres serán aprendidas por ellos, gritar es un mal modelo de comunicación tanto entre padres e hijos, como entre adultos.
Los gritos -afirma Miraglia- son también una forma de ejercer violencia, ya que normalmente los gritos vienen acompañados de insultos, amenazas y chantajes; por lo tanto, gritar en ningún caso puede ser correcto.
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