Las fuertes oleadas de calor percibidas en el verano deben de poner a la población en alerta sobre posibles casos de deshidratación, debido a la falta de consumo de líquidos, pérdidas excesivas por el aparato digestivo por vómitos o diarrea, enfermedades renales o por un caso de diabetes.
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Por ello, el Dr. Walter Hidalgo, coordinador de Medicina Interna de Clínica Delgado, ofrece algunas recomendaciones y consejos para prevenir y actuar ante estos escenarios.
¿CÓMO IDENTIFICARLO?
Ante la falta de líquidos internos, se presenta cansancio, fatiga, sed, calambres musculares o mareos ante cambios de posición; si la pérdida de líquidos es más severa, puede haber dolor abdominal, dolor torácico, alteración del estado de conciencia similar a un estado de confusión o una orina de color más cargada.
¿QUÉ HACER?
El primer paso, en caso el afectado pueda ingerir y no se encuentre vomitando, debe ser intentar reponer los líquidos que se han perdido. Dichos líquidos deben contener sales minerales por lo que es ideal la rehidratación oral. En caso no sea viable, se debe llevar al enfermo a un centro de salud para iniciar la hidratación endovenosa.
¿CÓMO PREVENIRLO?
Debe mantenerse una ingesta apropiada de agua. Lo ideal es de alrededor de dos litros por día, siempre y cuando no haya contradicción médica.
No obstante, la cantidad mínima que se debe ingerir es entre 800 a 1, 000 ml por día, que es lo necesario para el correcto funcionamiento del riñón, ayudando a eliminar los desechos producidos por el organismo y mantener el balance de líquidos del cuerpo.
El líquido debe ser agua, o soluciones con electrolitos únicamente si la persona realiza ejercicio.
Asimismo, debe evitarse realizar ejercicio intenso ante altas temperaturas pues perjudica el rendimiento y la salud.
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