
Si bien es cierto que algunas mascotas requieren de muchos cuidados y atenciones, también es verdad que algunas otras son fáciles de cuidar y los mismos niños pueden llevar a cabo las tareas principales. Estamos hablando de los peces, animales vertebrados que viven en mares, ríos u océanos del mundo.
UN POCO DE BIOLOGÍA
Los peces fueron los primeros vertebrados que aparecieron sobre nuestro planeta. Encontramos dos tipos: los cartilaginosos (más primitivos) y los óseos (más evolucionados).
Estos animales pueden vivir en aguas dulces como el pez rojo o la trucha, en aguas saladas como el atún, o en aguas salobres (no tan salada) como el pez globo.
Tienen una gran variedad de tamaños. El pez más pequeño del mundo es el paedocypris, que mide tan solo 7,9 milímetros de longitud, y el más grande es el tiburón ballena con más de 15 metros de largo.
AMIGO PEQUEÑOS
Los que viven como mascotas son aquellos peces pequeños como el killis, los calíctidos, los cíclidos, el besucón, los pecílidos, el arcoíris, el ángel y el hacha.
Debes conocer las necesidades nutritivas de la especie de peces que tengas como mascota. Consulta con el veterinario.
Es fundamental que mantengas el agua limpia. Para ello resulta indispensable instalar un filtro en la pecera, mantendrá el agua libre de impurezas.
Los peces necesitan un ambiente bien iluminado, pero la luz directa del sol no es la mejor forma de proporcionárselo, ya que –entre otros motivos– pude provocar la proliferación de hongos.
El pez piedra es el más mortífero del mar. Permanece quieto en el fondo, pero a veces se acerca a la orilla. Si un bañista lo pisa puede sufrir graves trastornos e incluso morir.
El pejesapo atrae a sus presas con un filamento pescador que les cuelga delante de la boca. Los incautos atraídos por el movimiento del hilo acaban en el interior de su boca.
La mantarraya tiene unas gigantescas aletas, mide más de 6 m desde la punta de una aleta a la otra. Habita en mares de aguas templadas de todo el mundo.
Los peces no cierran los ojos (no tienen párpados) pero necesitan descansar y lo logran suspendiendo cualquier movimiento durante algunas horas.
La memoria de los peces pequeños dura dos minutos, pasado ese tiempo es como si volvieran a nacer, no recuerdan nada. Pese a ello, disfrutan de una capacidad de aprendizaje mucho más grande de lo que creemos.
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