Peruanos del norte aún conservan ADN con civilizaciones antiguas de hace 6 mil años, según estudio

Lo que parecía un dato enterrado en la historia ahora revive con fuerza gracias a la ciencia. Un estudio genético internacional acaba de confirmar que los habitantes actuales de Tumbes, Piura, Lambayeque y Cao todavía comparten ADN con pueblos que vivieron en la región hace más de 6 mil años. El hallazgo, publicado en la revista Scientific Reports, abre una nueva puerta para entender la historia biológica del Perú prehispánico.

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La investigación fue liderada por la Universidad de Zúrich en conjunto con la Universidad de San Martín de Porres, y se basó en el análisis genético de 147 personas actuales, comparadas con restos humanos hallados en sitios arqueológicos como La Galgada, El Brujo y Huaca Prieta. Los resultados revelan una continuidad genética impresionante a lo largo de milenios, a pesar de la llegada de los incas y luego los colonizadores.

Linajes que sobrevivieron a imperios y conquistas

Uno de los datos más impactantes es que muchas de las personas analizadas comparten haplogrupos maternos (ADN mitocondrial) con habitantes prehispánicos. Es decir, parte de su información genética es idéntica a la de individuos que vivieron hace entre 4,000 y 6,000 años en la misma zona.

Por ejemplo, se encontró que un antiguo individuo de La Galgada comparte secuencia genética con 14 personas actuales de Piura, Tumbes y Lambayeque. En otro caso, un individuo de Huaca Prieta, con casi mil años de antigüedad, coincide genéticamente con habitantes de Cao.

Herencia de culturas como Moche y Sicán

El análisis no solo se centró en la línea materna. También se investigó el cromosoma Y en 76 varones de la región, y ahí apareció otra revelación: vínculos genéticos con culturas como la Moche, la Sicán y la Chimú.

En especial, los perfiles genéticos de Lambayeque se acercan a los hallados en restos de elites mochicas enterradas en El Brujo. Esto no indica necesariamente que sean descendientes directos, pero sí que sus linajes han permanecido en la región de forma ininterrumpida.

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No eran pueblos aislados: había intercambio genético regional

El estudio también desmonta el mito de que estas poblaciones estaban aisladas. Por el contrario, las muestras muestran una gran diversidad intrapoblacional, lo que indica que existían vínculos con los Andes, la Amazonía e incluso el sur del Ecuador.

Por ejemplo, los análisis de Tumbes mostraron conexiones genéticas con grupos quechuas y aymaras del sur andino, lo que sugiere antiguos movimientos de población y contacto intercultural mucho antes del auge del Imperio Inca.

Por otro lado, la población actual de Cao destaca por su alta diversidad genética, lo que podría deberse a una historia de contacto más amplia o distinta respecto a las otras zonas estudiadas.

Un puente entre la genética y la historia del Perú

Este hallazgo no solo aporta evidencia biológica, sino que también complementa el trabajo arqueológico y lingüístico que se ha desarrollado durante décadas. A pesar de las migraciones, las conquistas y la pérdida de lenguas originarias, las raíces genéticas de las poblaciones del norte peruano siguen vivas en su gente.

Lejos de sugerir que los habitantes actuales sean descendientes directos de personajes históricos, el estudio plantea que los linajes han permanecido como parte de un tejido poblacional continuo, que resistió el paso del tiempo y los cambios culturales.

Este tipo de investigaciones abre la puerta a nuevas formas de entender la historia del Perú: desde la biología, la antropología y la genética. Y, sobre todo, deja claro que en cada persona puede habitar un fragmento del pasado milenario de nuestra tierra.