De lavaplatos a magnate en EE. UU.: el peruano que creó un imperio en telecomunicaciones

En medio de los desafíos que enfrentan miles de migrantes, la historia de Walter Elías resalta como ejemplo de superación y éxito. Este peruano, que ingresó a Estados Unidos sin documentos, logró convertirse en un referente del rubro de telecomunicaciones gracias a su esfuerzo, resiliencia y visión empresarial. Hoy, lidera una compañía con presencia en doce ciudades del país norteamericano.

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De instalador a fundador de un imperio en telecomunicaciones

Walter emigró desde Perú con tan solo 17 años, alentado por su madre, quien temía que su futuro se viera limitado si se quedaba en Lima. Después de atravesar la frontera sin visa y vivir años difíciles en California, Elías encontró su primera oportunidad como aprendiz en una pastelería. Más tarde abrió su propio restaurante, pero no tardó en darse cuenta de que su verdadera vocación estaba en otro sector.

Fue entonces cuando ingresó al mundo de las telecomunicaciones como instalador de internet. En poco tiempo, su esfuerzo y habilidades lo llevaron a convertirse en gerente de la empresa donde trabajaba. Una vez que dominó todos los aspectos del negocio, apostó por fundar su propia compañía, pidiendo ayuda económica a familiares cercanos.

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Gracias a su visión estratégica y su capacidad para ejecutar proyectos, logró ganar una licitación clave que le permitió expandirse. Hoy, su empresa opera con más de 400 empleados y continúa creciendo, con sucursales en ciudades como California, Texas y Nueva York.

Para Walter, su éxito no se mide solo en cifras. Su compromiso social lo ha llevado a ofrecer empleo formal a cientos de migrantes latinos, promoviendo un entorno de trabajo legal y profesional. “Ahora las leyes son más estrictas, pero nosotros cumplimos con todo. Mis empleados tienen sus papeles en regla y pueden progresar como yo lo hice”, señaló.

A pesar del éxito alcanzado, Walter Elías no olvida sus raíces. Hijo de un iqueño y una limeña, y con el corazón futbolero en Alianza Lima, comparte con orgullo su identidad peruana. Su historia refleja que el llamado “sueño americano” es posible, pero requiere sacrificio, enfoque y perseverancia.