Chapu Ramúa de Real Garcilaso: “Mi papá me enseñó a pegarle de afuera”

Armando Arango Guerrero

Fotos: José Sotomayor

Es chato de estatura, pero gigante de corazón. El argentino Alfredo Ramúa mide 1.62  metros, pero eso no fue impedimento para poner de rodillas a la “U” con ese zurdazo en el primer partido de los play off. 

El “Chapu”, como fue bautizado en su natal Rosario, señaló que Garcilaso irá a ganar a Lima en el segundo partido y que el título se lo dedicará a sus padres que verán el encuentro por Internet. 

Asimismo, destacó que desde los ocho años practicaba disparos en la canchita de su barrio y siempre bajo la atenta mirada de su progenitor. 

—¿Qué tan difícil fue esta primera final?

—Muy difícil. En el primer tiempo los pasamos por encima y conseguimos un 2-0, pero en el segundo nos quedamos y la “U” nos empató. Gracias a Dios estuvimos tranquilos como lo hicimos en la liguilla y logramos la victoria. 

—Ya más calmado y sin la adrenalina del encuentro, ¿cómo te sientes?

—Muy contento por esta victoria y por el trabajo que hicimos durante los 90 minutos. Sabemos que falta un partido más, pero tratamos de disfrutar esta final porque estos partidos no se dan siempre. 

—¿Fue complicado jugar en un campo donde nunca lo hicieron?

—Sí. Era la primera vez que jugábamos en Espinar y nos costó. No estamos acostumbrados a jugar a esa altura y en esa cancha complicada, pero al final pudimos llevarnos la victoria. 

—¿Qué pensaste cuando la “U” llegó al empate?

—Nada, jugamos igual de tranquilos. La clave para ganar fue que no nos volvimos locos con el empate que llegó al final del partido. 

—¿Cómo jugarán la otra final?

—Con tranquilidad. En Lima debemos jugar como sabemos. No nos vamos a tirar atrás porque Garcilaso sabe jugar muy bien de visitante. Hemos ganado partidos complicados y vamos a Lima a lograr el título. 

—En lo personal, ¿ese golazo ante la “U” demuestra que estás en un excelente nivel?

—(Risas). Gracias a Dios estoy aprovechando los minutos que tengo para ayudar al equipo y para anotar. Tenemos que seguir trabajando porque no hemos ganado nada. 

—¿De los siete goles que has marcado con cuál te quedas?

—(Risas). Es difícil, todos han sido especiales para mí. 

—¿Y cuál ha sido el más bonito?

—Todos, pero creo que por la transcendencia y el rival me quedo con el que le marqué a la “U”. Si ese gol nos da el título lo recordaré siempre. 

—¿Te incomoda no ser titular a pesar de los goles?

—Sí, pero uno es respetuoso de las decisiones del técnico. Además, lo que importa es que el equipo gane. 

—Recordar a tu padre te hizo soltar algunas lágrimas…

—Sí, pero quiero aclarar que mi padre está vivo. Me puse a llorar porque hace un año que no lo veo y recordé que él desde pequeño me enseñaba a patear de esa manera. 

—¿Desde qué edad te enseñaba?

—Mi padre me llevaba a la canchita de mi barrio Villa Gobernador Gálvez (Rosario) a los ocho años y me enseñaba a patear de izquierda y de derecha. Siempre ha estado conmigo y si soy futbolista es por él. 

—¿Te gustaría que fuera a verte al Monumental?

—Claro, no solo él, sino mi madre, pero a ambos no les gusta subirse a un avión. 

—¿Pero si logras el título será para ellos?

—Por supuesto, será para ellos, para mi esposa, mis hijos y todos los hinchas del Garcilaso. 

—¿Es cierto que de chibolo te decían Romario?

—Sí, cuando llegué a las divisiones inferiores de Newell’s Old Boys el coordinador, Roberto Cupo, me vio y me puso “Chapu” Romario por el brasileño. Le pregunté por qué me puso así si yo no era goleador y me dijo que fue por mi estatura y biotipo (risas). 

—Pero ahora gambeteas como Messi…

—(Risas). No, para nada, yo hago simplemente mi trabajo. Somos de Rosario pero la diferencia es abismal.  

—¿Ya estás adaptado al Cusco?

—Sí, y mi familia está muy cómoda. Ojalá pueda quedarme un año más en Garcilaso y jugar otra Copa Libertadores. 

—¿Tienes otras ofertas?

—Sí, pero Garcilaso tiene la primera opción.