Bien de salud: sanación metafísica

Existen muchas maneras de ser sanado. Algunas no son tan evidentes. La sanación no es una especie de truco de magia. No tiene por qué ser instantánea. Muchas veces, la sanación es progresiva y tiene lugar en un periodo de tiempo.

Algunas sanaciones ni siquiera necesitan de médicos o medicinas. Por ejemplo, si empiezas a ingerir otros alimentos, a tomar vitaminas o a hacer más ejercicio, sentirás una marcada diferencia en el modo en que te sientes en cuerpo, mente y espíritu.

Una sanación progresiva puede empezar, también, con tu aproximación individual a la espiritualidad. La aproximación espiritual no solo influye en el cuerpo y en la mente, sino que tiende a tocar a todo lo que te rodea.

Es casi una creencia universal que la verdadera medida de nuestra preocupación por un ser querido que está enfermo es llorar y mostrar nuestras emociones. La sanación metafísica exige que tengamos una gran fe. Es imposible preocuparse y tener fe al mismo tiempo. La fe elimina el miedo.

Los grandes sabios y maestros enseñaban que, si tenemos fe, incluso si es tan pequeña como una semilla de mostaza, podemos mover montañas, pero esas montañas pueden convertirse en montañas de preocupación, odio, codicia, celos y miedo. Estas montañas de miedo bloquean el canal para nuestra realización. La negatividad debe ser eliminada.

La sanación metafísica exige que creas que la curación que deseas ya ha tenido lugar. Esto quiere decir que no puedes tener dudas y cuando las preocupaciones asomen no les hagas mucho caso, sigue adelante. Tu fe debe ser inquebrantable.

Visualiza. En la visualización estás pintando el cuadro de aquello que deseas. Disfruta lo que estás imaginando, piensa en los detalles, imagínalo, siéntelo y huélelo, haz como si fuera una realidad para ti. Con la práctica lo lograrás, solo es cuestión de ser consistente.

Combinar la visualización y la fe es de lo que se trata la sanación física.