Para entender cómo y por qué nuestros pequeños sienten celos, hablamos con el psicólogo y psicoterapeuta Manuel Saravia del Instituto Guestalt de Lima. Generalmente, los celos aparecen entre los 12 o 24 meses de edad y están vinculados a la llegada de un nuevo hermano.
“Los celos son emociones complejas formadas por miedo, tristeza, rabia y autocrítica que los niños pueden sentir cuando nace otro hermano”, refirió el especialista.
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Existen varias causas. “Los favoritismos y preferencias de los padres, la excesiva dependencia o necesidad de uno de los padres por parte del niño, el sentimiento de inseguridad y de inadaptación o el alentar la competencia entre los hermanos genera los celos”, indicó.
¿Qué hacer? “Observar y reflexionar sobre las conductas celosas de nuestros hijos y reaccionar sin darles importancia. Tratar con afecto y atención frecuente a tus hijos para que perciban que son queridos.
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Educarlos en el control de sus emociones: aprender a soportar pequeñas frustraciones, alegrarse del éxito de los demás, responder con tranquilidad ante situaciones adversas, enseñarle a aceptar sus dificultades con optimismo”, recomendó.
Hay una serie de comportamientos que los padres deben evitar para no exacerbar los celos en los niños.
Evitar: los gritos y las descalificaciones, las atenciones y dedicación excesivas, los privilegios a unos hijos frente a otros, comparaciones entre los hijos, intromisiones en los conflictos y tomar partido en ellos, atenciones y recompensas al hermano del celoso.
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comentarios de vecinos, amigos y familiares haciendo comparaciones de los hijos, un trato irónico o risa y burla ante conductas inadecuadas, que el hijo mayor deba asumir en todo momento la responsabilidad del cuidado del hermano menor y la competitividad entre hermanos.
“Sí. Esta agresividad envidiosa suele manifestarse en la terquedad, como oposición sistemática. Lo que constituye su gran arma para atraer la atención de los mayores y para obligarles a tenerlo en cuenta.
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Sus sentimientos hacia el hermano envidiado son a menudo contradictorios, una mezcla de amor y odio: por una parte lo quiere, pero por otra parte experimenta una gran agresividad hacia él”, explicó el psicólogo Manuel Saravia.
Igualmente, el especialista señala un patrón cambiante. “Muestra conductas o bien muy hostiles y agresivas o bien demasiado cariñosas hacia su rival: como por ejemplo cuando lo abraza hasta hacerle daño. En ocasiones, la agresividad se dirige de manera indirecta hacia la madre”, dijo.